¿Qué es un ajuste estructural?

Un ajuste estructural es un conjunto de reformas económicas a las que un país debe adherirse para conseguir un préstamo del Fondo Monetario Internacional y/o del Banco Mundial. Los ajustes estructurales suelen ser un conjunto de políticas económicas, entre las que se incluyen la reducción del gasto público, la apertura al libre comercio, etc.

Entendiendo el ajuste estructural

Los ajustes estructurales se consideran comúnmente como reformas de libre mercado, y están condicionados al supuesto de que harán que la nación en cuestión sea más competitiva y fomente el crecimiento económico. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, dos instituciones de Bretton Woods que datan de la década de 1940, llevan mucho tiempo imponiendo condiciones a sus préstamos. Sin embargo, en la década de 1980 se produjo un impulso concertado para convertir los préstamos a los países pobres afectados por la crisis en trampolines para la reforma.

Los programas de ajuste estructural han exigido que los países prestatarios introduzcan sistemas de libre mercado en sentido amplio, junto con una restricción fiscal, o en ocasiones una austeridad total. Se ha exigido a los países que realicen alguna combinación de lo siguiente:

  • Devaluar sus monedas para reducir los déficits de la balanza de pagos.
  • Recortar el empleo en el sector público, las subvenciones y otros gastos para reducir los déficits presupuestarios.
  • Privatizar las empresas estatales y desregular las industrias controladas por el Estado.
  • Aliviar las regulaciones para atraer la inversión de empresas extranjeras.
  • Cerrar las lagunas fiscales y mejorar la recaudación de impuestos a nivel nacional.
    • Polémicas en torno al ajuste estructural

      Para sus defensores, el ajuste estructural anima a los países a ser económicamente autosuficientes creando un entorno favorable a la innovación, la inversión y el crecimiento. Los préstamos incondicionales, según este razonamiento, sólo iniciarían un ciclo de dependencia, en el que los países con problemas financieros pedirían préstamos sin arreglar los defectos sistémicos que causaron los problemas financieros en primer lugar. Sin embargo, los programas de ajuste estructural han sido muy criticados por imponer políticas de austeridad a países ya pobres. Los críticos sostienen que la carga de los ajustes estructurales recae sobre todo en las mujeres, los niños y otros grupos vulnerables.

      Los críticos también describen los préstamos condicionados como una herramienta de neocolonialismo. Según este argumento, los países ricos ofrecen rescates a los pobres -sus antiguas colonias, en muchos casos- a cambio de reformas que abren los países pobres a la inversión explotadora de las empresas multinacionales. Dado que los accionistas de estas empresas viven en los países ricos, la dinámica colonial se perpetúa, aunque con una soberanía nacional nominal para las antiguas colonias.

      Desde la década de 1980 hasta la de 2000 se han acumulado suficientes pruebas que demuestran que los ajustes estructurales a menudo reducen el nivel de vida a corto plazo en los países que se adhieren a ellos, que el FMI declaró públicamente que estaba reduciendo los ajustes estructurales. Esto pareció ser así hasta principios de la década de 2000, pero el uso de los ajustes estructurales volvió a crecer a niveles anteriores en 2014. Esto ha vuelto a suscitar críticas, sobre todo porque los países sometidos a ajustes estructurales tienen menos libertad política para hacer frente a las perturbaciones económicas, mientras que las naciones ricas prestamistas pueden amontonar deuda pública libremente para capear las tormentas económicas mundiales que a menudo se originan en sus mercados.

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