La atmósfera estándar se definió originalmente como la presión ejercida por 760 mm de mercurio a 0 °C y gravedad estándar (gn = 9,80665 m/s2). Se utilizaba como condición de referencia para las propiedades físicas y químicas, y estaba implícita en la definición de la escala centígrada de temperatura, que definía 100 °C como el punto de ebullición del agua a esta presión. En 1954, la 10ª Conferencia General de Pesas y Medidas (CGPM) adoptó la atmósfera estándar para uso general y afirmó su definición de ser exactamente igual a 1013250 dinas por centímetro cuadrado (101325 Pa). De este modo, se definían tanto la temperatura como la presión, independientemente de las propiedades de la sustancia concreta. Además, el CGPM señaló que había habido algunos malentendidos que «llevaron a algunos físicos a creer que esta definición de la atmósfera estándar era válida sólo para trabajos precisos en termometría»
En química y en varias industrias, la presión de referencia a la que se refería la temperatura y presión estándar (STP) era comúnmente 1 atm (101.325 kPa), pero las normas han divergido desde entonces; en 1982, la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) recomendó que, a efectos de especificar las propiedades físicas de las sustancias, la presión estándar debería ser precisamente de 100 kPa (1 bar).