El ciclo suele seguir el siguiente orden, y se repetirá hasta que se detenga el conflicto, normalmente mediante el abandono total de la relación por parte del superviviente o alguna forma de intervención. El ciclo puede ocurrir cientos de veces en una relación abusiva, y el ciclo total puede durar desde unas pocas horas hasta un año o más. Sin embargo, la duración del ciclo suele disminuir con el tiempo, de modo que las etapas de «reconciliación» y «calma» pueden desaparecer, la violencia se vuelve más intensa y los ciclos se vuelven más frecuentes.
1: Construcción de la tensiónEditar
La tensión se acumula a partir de las presiones de la vida diaria, como el conflicto por los hijos, los problemas maritales, los malentendidos u otros conflictos familiares. También se acumula como resultado de una enfermedad, problemas legales o financieros, desempleo o acontecimientos catastróficos, como inundaciones, violaciones o guerras. Durante este periodo, el agresor se siente ignorado, amenazado, molesto o agraviado. Este sentimiento dura una media de varios minutos a horas, aunque puede llegar a durar varios meses.
Para evitar la violencia, la víctima puede intentar reducir la tensión volviéndose complaciente y cariñosa. Otra posibilidad es que la víctima provoque al maltratador para acabar con el maltrato, prepararse para la violencia o disminuir el grado de daño. Sin embargo, el maltratador nunca está justificado para llevar a cabo un comportamiento violento o abusivo.
2: incidenteEdit
Durante esta etapa el maltratador intenta dominar a su víctima. Se producen arrebatos de violencia y maltrato que pueden incluir el abuso verbal y el abuso psicológico.
En la violencia de pareja, los niños se ven afectados negativamente por haber presenciado la violencia, y la relación de pareja también se degrada. La liberación de energía reduce la tensión, y el agresor puede sentir o expresar que la víctima «se lo buscó».
3: ReconciliaciónEditar
El agresor puede empezar a sentir remordimientos, sentimientos de culpa o miedo a que su pareja se vaya o llame a la policía. La víctima siente dolor, miedo, humillación, falta de respeto, confusión y puede sentirse erróneamente responsable.
Caracterizada por el afecto, las disculpas o, alternativamente, por ignorar el incidente, esta fase marca un aparente fin de la violencia, con garantías de que no volverá a ocurrir o de que el maltratador hará todo lo posible por cambiar. Durante esta fase, el maltratador puede sentir o decir que siente un abrumador remordimiento y tristeza. Algunos maltratadores se alejan de la situación sin hacer apenas comentarios, pero la mayoría acabará colmando de amor y afecto a la superviviente. El maltratador puede utilizar la autolesión o las amenazas de suicidio para ganarse la simpatía y/o evitar que la superviviente abandone la relación. Con frecuencia, los abusadores son tan convincentes, y las sobrevivientes están tan ansiosas por que la relación mejore, que las sobrevivientes (que a menudo están desgastadas y confundidas por el abuso de larga data) permanecen en la relación.
4: CalmaEdición
Durante esta fase (que a menudo se considera un elemento de la fase de luna de miel/reconciliación), la relación es relativamente tranquila y pacífica. Durante este periodo, el agresor puede acceder a recibir asesoramiento, pedir perdón y crear una atmósfera normal. En las relaciones de pareja, el agresor puede comprar regalos o la pareja puede mantener relaciones sexuales apasionadas. Con el tiempo, las disculpas y las peticiones de perdón del agresor se vuelven menos sinceras y, por lo general, se declaran para evitar la separación o la intervención. Sin embargo, inevitablemente surgirán dificultades interpersonales, lo que conducirá de nuevo a la fase de creación de tensión. El efecto del ciclo continuo puede incluir la pérdida de amor, el desprecio, la angustia y/o la incapacidad física. Las parejas íntimas pueden separarse, divorciarse o, en el extremo, alguien puede morir.