Antes de la cirugía
Cuando se registre en el hospital o la clínica, se le dirigirá a una zona de espera donde se completará el papeleo y se le podrá afeitar la rodilla. Se le pedirá que lleve una bata de hospital y que se quite todas las joyas.
Un anestesista le comentará el modo de anestesia. A continuación, le llevarán al quirófano.
El procedimiento
Típicamente se utiliza anestesia general o regional para la cirugía. El anestesista le administrará la anestesia para dormirle en el quirófano.
El procedimiento suele durar menos de dos horas. Requerirá una incisión para extraer un tendón si se somete a un autoinjerto, en el que se inserta un tendón de otra parte del cuerpo en la rodilla. Se realizan varias punciones pequeñas para colocar un artroscopio -un visor fino y flexible que permite al cirujano ver dentro de la rodilla- y los instrumentos quirúrgicos. Con un aloinjerto, en el que los tendones proceden de un cadáver, la cirugía es más corta porque no se le extrae el tendón.
El injerto se pasa a través de túneles óseos y se fija al hueso de la parte superior de la pierna, o fémur, y al de la parte inferior, o tibia, con tornillos o postes y puntos de sutura. El uso de tornillos o postes suele ser la preferencia del cirujano.
Después de coser las incisiones, se aplica un apósito estéril. Después de la cirugía, le llevarán a la sala de recuperación.
Sala de recuperación
Después de la cirugía de reconstrucción del LCA, estará en la sala de recuperación durante al menos dos horas mientras desaparece la anestesia. Su rodilla estará vendada y puede tener una bolsa de hielo para el dolor.
Pida medicación para el dolor cuando sienta que aparece el dolor. La medicación para el dolor funciona mejor cuando el dolor se está desarrollando que cuando el dolor se vuelve intenso. Recibirá analgésicos por vía oral o intravenosa. Una enfermera le dará la cantidad de medicación que su médico le haya prescrito y que considere segura.
Mueva los pies mientras esté en la sala de recuperación para mejorar la circulación. Su cirujano puede sugerirle que utilice muletas o un bastón durante un periodo que oscila entre dos días y tres semanas. La mayoría de los pacientes son capaces de caminar con cuidado sin muletas al cabo de dos semanas.
Cuando esté totalmente despierto, es posible que se le permita ir a casa. Su enfermera y su médico determinarán cuándo está listo para abandonar el hospital o si es necesaria una estancia de una noche.
Antes de marcharse, se le dará una cita de seguimiento, si no la tiene ya, y una prescripción de medicamentos para el dolor. Estará aturdido y no podrá conducir un coche, así que coordine un transporte a casa antes de la cirugía.