Cordillera de los Andes

Geología

El sistema montañoso andino es el resultado de las fuerzas tectónicas de las placas globales durante la Era Cenozoica (aproximadamente los últimos 65 millones de años) que se basaron en la actividad geológica anterior. Hace unos 250 millones de años, las placas de la corteza terrestre se unieron en el supercontinente Pangea. La posterior ruptura de Pangea y de su porción meridional, Gondwana, dispersó estas placas hacia el exterior, donde empezaron a adoptar la forma y la posición de los continentes actuales. La colisión (o convergencia) de dos de estas placas -la continental de Sudamérica y la oceánica de Nazca- dio lugar a la actividad orogénica (construcción de montañas) que dio lugar a los Andes.

Muchas de las rocas que componen las actuales cordilleras son de gran antigüedad. Comenzaron como sedimentos erosionados del cratón amazónico (o escudo brasileño) -el antiguo fragmento continental granítico que constituye gran parte de Brasil- y se depositaron hace entre 450 y 250 millones de años en el flanco occidental del cratón. El peso de estos depósitos forzó un hundimiento (downwarping) de la corteza, y la presión y el calor resultantes metamorfosearon los depósitos en rocas más resistentes; así, la arenisca, la limolita y la caliza se transformaron, respectivamente, en cuarcita, pizarra y mármol.

Hace aproximadamente 170 millones de años esta compleja matriz geológica comenzó a ser levantada cuando el borde oriental de la Placa de Nazca fue forzado bajo el borde occidental de la Placa Sudamericana (es decir, la placa de Nazca fue subductada), como resultado del movimiento de esta última hacia el oeste en respuesta a la apertura del océano Atlántico hacia el este. Este proceso de subducción-levantamiento fue acompañado por la intrusión de considerables cantidades de magma del manto, primero en forma de arco volcánico a lo largo del borde occidental de la Placa Sudamericana y más tarde por la inyección de soluciones calientes en las rocas continentales circundantes; este último proceso creó numerosos diques y vetas que contenían concentraciones de minerales económicamente valiosos que más tarde iban a desempeñar un papel crítico en la ocupación humana de los Andes.

La intensidad de esta actividad aumentó durante la Era Cenozoica, y surgió la forma actual de las cordilleras. El período de tiempo aceptado para su surgimiento había sido desde hace unos 15 millones a 6 millones de años. Sin embargo, gracias al uso de técnicas más avanzadas, los investigadores de principios del siglo XXI pudieron determinar que el levantamiento comenzó mucho antes, hace unos 25 millones de años. El sistema montañoso resultante exhibe un extraordinario diferencial vertical de más de 40.000 pies entre el fondo de la Fosa de Perú-Chile (Atacama), frente a la costa del Pacífico del continente, y los picos de las altas montañas en una distancia horizontal de menos de 200 millas. Los procesos tectónicos que crearon los Andes han continuado hasta nuestros días. El sistema -parte de la cadena volcánica circunscópica del Pacífico que a menudo se denomina Anillo de Fuego- sigue siendo volcánicamente activo y está sujeto a terremotos devastadores.

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