Cultivar un árbol de cacao -la planta cuyas vainas se convierten en chocolate- requiere paciencia. Una semilla de cacao tarda de tres a cinco años en convertirse en un árbol fructífero. Cada árbol produce un número limitado de semillas. Y esas semillas no son idénticas a la planta madre. Los genes de las semillas son una mezcla. Algunos provienen de la planta que da el fruto. Otros proceden del árbol que proporcionó el polen. Esto supone un reto para los investigadores que estudian la genética de las plantas de cacao. Mientras intentan mejorar las características de estos árboles de una generación a otra, no quieren esperar años para saber si un árbol contiene buenos genes para rasgos específicos.
Y ahora no tienen que hacerlo. Mark Guiltinan y Siela Maximova son biólogos de plantas de la Universidad Estatal de Pensilvania en University Park. Su secreto: la clonación.
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Los científicos recortan pequeños trozos de las flores de un árbol. Ponen los trozos en una solución libre de gérmenes. A continuación, añaden hormonas que hacen que cada trozo de flor empiece a crecer en una planta joven, como si fuera una semilla.
De este modo, los investigadores pueden crear miles de plantas a partir de los trozos de una sola flor. Estas nuevas plantas son clones. Eso significa que tienen exactamente los mismos genes que su árbol madre – y entre sí.
Los genes idénticos son una bendición y una maldición. Esos genes pueden hacer que un árbol de cacao produzca muchas vainas o evitar que contraiga una determinada enfermedad. Pero hay muchas enfermedades diferentes en el cacao. La resistencia a una enfermedad puede no proteger a la planta contra otra de ellas. Como todas estas plantas jóvenes comparten los mismos genes, todas son vulnerables a las mismas plagas y enfermedades. Si alguien plantara toda una finca o plantación con árboles de cacao idénticos, una sola infección podría acabar con todos ellos.
Guiltinan y Maximova son muy conscientes del problema. «Nunca recomendaríamos una sola variedad», dice Guiltinan. En su lugar, sugiere que los productores de cacao planten muchos tipos de árboles genéticamente diferentes. Cada variedad produciría muchas vainas y sería resistente al menos a una enfermedad. Esto debería ayudar a garantizar un campo sano – y una cosecha de delicioso cacao.