Cómo disciplinar a un niño pequeño de forma consistente y efectiva

Intente explicar los puntos más finos de cómo las elecciones de la vida de su niño pequeño (por ejemplo, morder el cable de su iPad) están afectando su felicidad general. En serio, adelante. ¿Qué tal te ha ido? ¿La mayoría se ríe de tu cara de fastidio? Pues bien. Ahora intenta averiguar cómo disciplinar a un niño pequeño. En realidad, no tienes ese tiempo. En lugar de eso, lee esto.

Primero, una verdad exasperante sobre la disciplina: No todo funciona para todos los niños o en todas las situaciones, sin embargo, la consistencia es clave para asegurar que su hijo entienda los límites y sepa lo que está bien y lo que está mal. Otra perogrullada: hay muchos cocineros en esta cocina. Por ejemplo, puedes escuchar a este psicólogo infantil de talla mundial, que dice una cosa. O puedes preguntar a un instructor del Cuerpo de Marines, que dirá otra cosa. O podrías preguntar a la Academia Americana de Pediatría (AAP), que te presentará 3 conceptos básicos:

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Tim schreier

  • Consecuencias naturales: «¿Se te cayó la galleta del cochecito de correr en el centro? Es una mierda, jovencito. No hay más galleta para ti». La idea es que con el tiempo, para seguir comiendo la galleta, se enseñen a sí mismos a aferrarse a ella para vivir.
  • Consecuencias lógicas: «¿Disfrutando de lanzar esa bola NERF a mi saco, no? La pelota NERF se va por el día». La consecuencia aquí es una acción lógica tomada por una figura de autoridad, en este caso arraigada en el objetivo de poder hacer algún día otro hijo.
  • Retención: Un tratamiento silencioso materialista en el que se quita algo que al niño le gusta (a menos que lo necesite para vivir, como la comida). Esta distinción probablemente no debería hacerse, pero oye, hay gente que apesta.
    • Este es un buen momento para recordar: tú no eres una de esas personas. No estás siendo horrible, aunque disciplinar a tu pequeño milagro especial te haga sentir horrible. Esta distinción es importante para la seguridad y la cordura de todos. Siempre que las normas sean claras, coherentes, se apliquen de forma coherente y se administren con calma, no eres terrible. La AAP tiene directrices y consejos adicionales que incluyen ser consciente de lo que tu hijo puede y no puede hacer y entender, y aprender de tus propios errores si te adentras brevemente en el mundo de los idiotas.

      Sea cual sea el método que pruebes, es clave recordar que los niños rara vez aprenden las cosas a la primera, que tu respuesta a su comportamiento marca la pauta de lo que viene después, y que tienes que disciplinar con empatía. Como ya tienes más que suficiente, reduce todo esto a las «3 R de la disciplina»: repetición, reacción y tranquilidad. Ahora ve a probar lo que acabas de aprender con tu hijo pequeño, porque mientras leías esto seguro que se estaban metiendo en algo.

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