Los listones y el yeso es una técnica que se utilizó para el acabado de paredes y techos interiores desde principios del siglo XVIII hasta principios o mediados del siglo XX. El proceso incluía listones (tiras finas de madera) clavados en viguetas o postes de madera y cubiertos con capas de yeso. Los listones suelen medir 25 mm x 6 mm, y se colocan a una distancia de unos 6 mm entre sí para permitir que el yeso penetre en los huecos entre ellos.
Típicamente se aplican tres capas de yeso:
- Una capa de «enlucido» de unos 6 mm de grosor para adherirse y rellenar los huecos entre los listones.
- Una capa «flotante» de unos 6 mm de grosor para proporcionar una superficie relativamente lisa para la tercera capa.
- Una capa «de fraguado» de unos 3 mm de grosor para proporcionar un acabado completamente liso para la decoración.
- Punteado.
- Derrames.
- Defectos en el punteado y en el mateado.
- Revestimiento en seco.
- Planchas de yeso.
- Rejuntado.
- Torneado.
- Mortero de cal.
- Enfoscado.
- Revestimiento.
- Solado.
- Estuco.
- Punto y aparte.
En la primera y segunda capa se solía utilizar una mezcla de cal y arena limpia y afilada de 1:3. A menudo se añadía pelo de animal para ayudar a ligar. La mezcla para la tercera capa solía ser una mezcla de 3:1 de cal y arena fina o de cal sola.
Con el paso del tiempo, se añadía yeso o cemento que ayudaba a reducir el tiempo de fraguado entre capas.
La ventaja del uso de listones era que permitía formas ornamentales o decorativas, y podía proporcionar aislamiento acústico y propiedades de resistencia al fuego.
Sin embargo, era un trabajo artesanal que requería mucho tiempo, por lo que fue sustituido en gran medida por el uso de placas de yeso prefabricadas hacia mediados del siglo XX.