Diagnóstico de la epilepsia y los trastornos convulsivos en adultos

Los especialistas del Centro Integral de Epilepsia de NYU Langone cuentan con los recursos y la experiencia necesarios para diagnosticar los distintos tipos de epilepsia y los trastornos convulsivos que se producen en los adultos, así como los que se observan en los niños.

Una convulsión es una oleada excesiva de actividad eléctrica en el cerebro que puede causar una variedad de síntomas, dependiendo de las partes del cerebro implicadas. Los síntomas pueden incluir una sacudida repentina e involuntaria de una mano, un brazo o de todo el cuerpo. Las personas que sufren una convulsión pueden describir que huelen a goma quemada, que tienen una sensación extraña en el estómago, que oyen un zumbido que se hace más fuerte o que miran fijamente al espacio.

El término «trastorno convulsivo» se utiliza a menudo indistintamente con «epilepsia». La epilepsia es un trastorno neurológico que hace que una persona tenga dos o más convulsiones no provocadas con más de 24 horas de diferencia. «No provocado» significa que las convulsiones no están provocadas por una causa clara, como la abstinencia de alcohol, los problemas cardíacos o la hipoglucemia, que es cuando una persona tiene niveles de azúcar en sangre extremadamente bajos.

Las convulsiones pueden ser el resultado de la genética o de afecciones como traumatismos cerebrales, tumores, demencia o accidentes cerebrovasculares. A menudo, se desconoce la causa.

Los ataques pueden durar desde unos segundos hasta varios minutos. Algunas personas pueden experimentar un aura, o síntomas de advertencia, justo antes de que comience una convulsión. Un aura puede implicar olores, emociones o experiencias mentales, como una sensación de déjà vu o sensaciones extracorporales.

Un aura también puede provocar cambios visuales, como puntos ciegos u oscuros, luces brillantes o una distorsión en la forma o el tamaño de los objetos. Una persona puede oír sonidos o voces o tener una sensación de estar separado de su cuerpo.

Cualquier persona de cualquier edad puede desarrollar epilepsia y convulsiones. La epilepsia es más común en niños pequeños y en personas mayores de 55 años. Tres millones de personas en Estados Unidos tienen epilepsia.

Historia médica y examen físico

Debido a que los médicos rara vez son testigos de las convulsiones de una persona, recopilan una historia clínica detallada y precisa para diagnosticar la epilepsia y diferenciarla de otras afecciones.

Los especialistas en epilepsia de la NYU Langone realizan un examen físico y hacen preguntas sobre una convulsión, incluyendo las siguientes:

  • ¿Cómo comenzó la convulsión? ¿Hubo un desencadenante?
  • ¿Cuánto duró la convulsión?
  • ¿Ha precedido al episodio una falta de sueño o un estrés inusual?
  • ¿Ha estado la persona que tuvo la convulsión recientemente enferma?
  • ¿Ha tomado esta persona alguna medicación, incluyendo medicamentos de venta libre, alcohol o drogas ilegales?
  • ¿Qué estaba haciendo la persona inmediatamente antes de la convulsión? ¿Estaba la persona tumbada, sentada, de pie, levantándose de una posición tumbada o haciendo ejercicio?
  • ¿Perdió el conocimiento la persona o quedó mental o físicamente impedida?
  • ¿Qué tipo de movimientos se produjeron -por ejemplo, sacudidas, masticación automática o movimientos de las manos, parpadeo de los ojos, giro de la cabeza hacia un lado, pérdida de control de la vejiga o mordedura de la lengua?
  • ¿Se quedó la persona dormida o confundida después de la convulsión?
  • Hacer que un familiar registre la información sobre una convulsión puede ayudar a su médico a confirmar que fue una convulsión y a determinar el tipo.

    Debido a que una convulsión puede ser causada por un trastorno médico, un examen físico es una parte importante de la primera consulta. El examen y los resultados de ciertas pruebas de laboratorio pueden indicar al médico si el hígado, los riñones y otros sistemas orgánicos están funcionando como deberían.

    Un médico también utiliza otras herramientas de diagnóstico, incluyendo las siguientes, para determinar si una persona tiene epilepsia.

    Examen neurológico

    Este examen puede ayudar a los médicos a determinar si la función cerebral está deteriorada. Durante un examen neurológico, un neurólogo del NYU Langone evalúa las funciones mentales, como la capacidad de recordar palabras y nombrar objetos.

    A continuación, evalúa la cognición, la fuerza, la sensibilidad, los reflejos, la marcha y la coordinación. Esto ayuda a los médicos a identificar patrones de debilidad o pérdida sensorial y a detectar signos sutiles de un problema neurológico.

    Nuestros médicos pueden solicitar una o más de las siguientes pruebas de imagen para ayudar a diagnosticar la epilepsia y los trastornos convulsivos.

    Electroencefalografía

    Si un médico sospecha que la epilepsia está causando sus síntomas, puede solicitar una electroencefalografía o EEG. Esta herramienta es la prueba más específica para diagnosticar la epilepsia porque registra la actividad eléctrica del cerebro.

    El EEG es un procedimiento seguro e indoloro en el que se aplican electrodos en el cuero cabelludo con una pasta especial o un pegamento extraíble. Los electrodos se conectan mediante cables a una máquina de EEG que registra la actividad eléctrica del cerebro durante 20 a 40 minutos.

    Debido a que la sala es silenciosa y a menudo está poco iluminada, puede quedarse dormido durante un EEG rutinario. Esto es ideal para el diagnóstico, ya que un EEG que mide la actividad cerebral mientras usted está tanto despierto como dormido puede proporcionar información adicional.

    Durante el EEG, un técnico puede pedirle que abra y cierre los ojos varias veces, iluminar sus ojos con luces intermitentes o pedirle que respire rápida o profundamente. A veces el médico le pide que permanezca despierto la noche anterior a la realización del EEG. La privación del sueño puede aumentar la probabilidad de que las ondas epilépticas, o la actividad eléctrica que indica epilepsia, puedan registrarse en el EEG.

    Electroencefalografía Ambulatoria

    A veces los resultados de un EEG rutinario son normales o revelan sólo hallazgos menores e inespecíficos. En algunas personas, la actividad eléctrica que indica epilepsia se produce sólo una vez cada pocas horas o sólo después de varias horas de sueño, y un EEG de rutina puede no captarla. Es posible que su médico quiera una grabación prolongada, que incluya largos periodos de vigilia y sueño.

    Un EEG ambulatorio puede registrar hasta 72 horas de actividad cerebral con una grabadora especial que es ligeramente más grande que un smartphone. Esta grabadora le permite seguir con su rutina habitual. Puede llevarse en la cintura, con el cable por debajo o por fuera de la camisa.

    El EEG ambulatorio puede durar de 24 a 72 horas. Su médico puede pedirle que lleve un diario de sus actividades durante el período de la prueba. La mayoría de las grabadoras tienen un botón de «evento» que puede pulsar si experimenta síntomas de una convulsión, como sentirse «espabilado» o confuso.

    Electroencefalografía por vídeo

    La monitorización de EEG por vídeo permite al médico ver su comportamiento y actividad cerebral. Tener acceso a los datos de audio-vídeo y EEG al mismo tiempo permite a su médico cotejar la actividad del ataque en el cerebro y sus síntomas y acciones durante el ataque.

    Utilizando el EEG de vídeo, su médico puede confirmar si está teniendo un ataque epiléptico y, si es así, su tipo y ubicación en el cerebro.

    Las grabaciones de EEG de vídeo pueden utilizarse tanto si está en el hospital como en casa. Cuando está en el hospital, los técnicos pueden mantener mejor la calidad de la grabación y los médicos pueden reducir de forma segura la medicación o reducir el sueño para aumentar las posibilidades de registrar las ondas epilépticas o las crisis.

    Exploraciones por resonancia magnética

    Un médico puede solicitar una exploración por resonancia magnética -en la que un campo magnético y ondas de radio crean imágenes bidimensionales o tridimensionales computarizadas- para ver mejor la estructura del cerebro. Las exploraciones pueden mostrar cualquier problema que pueda estar causando las convulsiones. Las resonancias magnéticas proporcionan las imágenes más detalladas y precisas del cerebro.

    Exploraciones por TAC

    Una exploración por TAC es un tipo de radiografía que crea imágenes detalladas de los tejidos y los órganos internos. Las tomografías computarizadas pueden ayudar a los médicos a identificar cualquier anomalía cerebral que pueda estar causando convulsiones, como tejido cicatricial, tumores o vasos sanguíneos malformados. También pueden identificar cualquier problema de circulación del líquido cefalorraquídeo.

    Las tomografías computarizadas no son tan detalladas como las resonancias magnéticas, pero se realizan rápidamente y pueden ser útiles durante las emergencias. También se utilizan cuando no se recomiendan las resonancias magnéticas, como en el caso de las personas que utilizan determinados dispositivos médicos o implantes metálicos.

    Tomografía computarizada por emisión de un solo fotón

    La tomografía computarizada por emisión de un solo fotón (SPECT) es una herramienta de imagen que revela el flujo sanguíneo en el cerebro.

    Durante la prueba, se inyecta una pequeña cantidad de un compuesto radiactivo en el brazo de una persona. Este material fluye hacia diferentes regiones del cerebro y se miden las partículas que emite. Una gran cantidad de partículas indica un mayor flujo sanguíneo en una zona determinada.

    Los resultados de la prueba se muestran como una imagen en el monitor de un ordenador, con diferentes colores que representan diferentes niveles de flujo sanguíneo. Si la exploración se realiza durante o inmediatamente después de una convulsión, puede mostrar un aumento del flujo sanguíneo en la zona del cerebro donde se produjo la convulsión.

    Los ordenadores pueden comparar una exploración SPECT de referencia con una obtenida inmediatamente después de una convulsión para mostrar mejor dónde se originó la convulsión en el cerebro.

    Exploraciones PET

    Una exploración PET utiliza pequeñas cantidades de glucosa radiactiva, o azúcar, se inyecta por vía intravenosa para crear una imagen detallada del cerebro. Permite al médico ver el flujo sanguíneo y la actividad de las células cerebrales y determinar lo bien que el cerebro metaboliza el azúcar.

    Esto ayuda al médico a determinar lo bien que funciona el cerebro y a identificar la zona del cerebro donde se producen las convulsiones focales. Las áreas que utilizan menos azúcar suelen ser las mismas partes del cerebro en las que se producen estas convulsiones.

    Exploraciones de espectroscopia de resonancia magnética

    La espectroscopia de resonancia magnética utiliza una máquina de resonancia magnética para analizar los componentes moleculares del tejido en una zona concreta del cerebro. Esto ayuda a los médicos a diferenciar una convulsión de otra afección, como un trastorno metabólico, un tumor o un accidente cerebrovascular. También ofrece a los médicos otra forma de ver el tejido en el que se producen las convulsiones.

    Resonancia magnética funcional

    La resonancia magnética funcional utiliza una máquina de resonancia magnética estándar para medir los cambios en el oxígeno y el flujo sanguíneo de una zona concreta del cerebro mientras una persona realiza tareas específicas.

    Durante esta prueba, el médico puede pedirle que realice una tarea de forma repetitiva, como leer un pasaje corto, decir palabras sencillas o mover el pulgar. El área del cerebro utilizada para cada tarea se resalta entonces en el escáner.

    Al analizar estos datos, el médico puede señalar las áreas del cerebro que son esenciales para el lenguaje, la memoria o la función motora, lo que es importante cuando las personas están considerando el tratamiento quirúrgico de las convulsiones.

    Magnetoencefalografía

    La magnetoencefalografía es una técnica de imagen utilizada para identificar y analizar la actividad cerebral. Lo hace registrando y midiendo los campos magnéticos generados en el cerebro.

    Detectores colocados cerca de la cabeza registran las ondas magnéticas entre las convulsiones, que luego se mapean en tres dimensiones en una imagen de resonancia magnética o tomografía computarizada del cerebro de una persona. Esta prueba puede ayudar a los médicos a centrarse en la parte del cerebro en la que se está produciendo el ataque y verla en tres dimensiones. También puede ayudar a mapear las áreas del cerebro responsables del movimiento, la función sensorial y el lenguaje.

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