Contacto visual, como el propio término indica, significa mirar a alguien a los ojos, y es un aspecto extremadamente importante de la comunicación no verbal.
Como ya se expuso en un artículo anterior, la comunicación no verbal equivale a unos dos tercios de todas las comunicaciones.
Por esa razón, mejorar cada uno de sus aspectos debería ser el objetivo principal de todos aquellos que quieran ser (y ser percibidos como) más asertivos, influyentes y socialmente hábiles.
La forma en que miras a los ojos a los demás (o a los ojos, como veremos más adelante) puede decirles muchas cosas diferentes, como tu nivel de atención, confianza y simpatía, por nombrar algunas.
En algunos contextos, el contacto visual excesivo se considera grosero y hostil, pero en la gran mayoría de los casos, es simplemente espeluznante.
Sin embargo, si se hace correctamente, el contacto visual permite una conexión profunda y poderosa entre las personas al conformar un ambiente tranquilo y constructivo, un ambiente en el que la confrontación y el pensamiento divergente son más que bienvenidos.
Por lo tanto, en este artículo, vamos a centrarnos en las principales características que pueden mejorar drásticamente su juego de contacto visual:
- Mantener el contacto visual, pero no demasiado.
«¿Cuánto tiempo debo mantener el contacto visual con alguien?» es una de las preguntas más frecuentes sobre el tema.
Como regla general, una vez que se establece el contacto visual con otra persona, se debe mantener durante al menos 4-5 segundos, que es el tiempo necesario para pronunciar una frase completa.
Si estás en un grupo, asegúrate de mirar a los ojos de todos durante 2 o 3 segundos antes de hacer una pausa mirando a un lado.
Si lo hace durante más tiempo, podría sentirse incómodo;
si lo hace durante menos tiempo, los demás podrían percibir que no es digno de confianza.
Para las culturas occidentales, estas medidas deberían ser lo suficientemente apropiadas. Como ya hemos dicho, todo depende en gran medida del entorno cultural en el que se produce el contacto visual. Por lo tanto, las normas que hemos esbozado podrían diferir ligeramente.
- Establézcalo de inmediato.
No hay mejor manera de mirar a alguien a los ojos que justo al comienzo de una conversación. Sí, incluso antes de decir nada.
No mires a ningún otro sitio que no sean los ojos de tu interlocutor. Parece obvio pero no lo es.
Demuestra al interlocutor que valoras no sólo lo que tiene que decir, sino que lo valoras como persona.
Esta sensación de respeto es la que le da la libertad de expresarse sin temor a no ser escuchado, aumentando su autoestima en el proceso.
Muchas veces, es justo esa falta de presencia y conciencia de la otra persona lo que nos impide dar nuestra opinión honesta y auténtica sobre algo. Pero, en cambio, cuando alguien nos mira con atención y de forma genuina (no de forma intimidatoria, que quede claro), nos sentimos más seguros y, por tanto, más proclives a compartir nuestras experiencias vitales.
Sólo con este sencillo ajuste, puedes dar cabida a conexiones más profundas y a conversaciones que vayan mucho más allá de la infame «charla trivial».
- Haz contacto visual, no contacto de ojos.
Tu objetivo al mirar a alguien debe ser el de mirar específicamente a una pupila, en lugar de cambiar continuamente entre las dos.
Basándose en investigaciones científicas, algunos expertos abogan por mirar a la pupila izquierda cuando se hace un alegato emocional, mientras que se mira a la derecha cuando se hace un argumento lógico.
Esto se debe a la estructura de nuestro cerebro: de hecho, el lado derecho de nuestro cerebro se encarga de sintetizar las emociones, mientras que procesa las imágenes del lado izquierdo.
Otra forma (igual de eficaz, en mi opinión) de asumir un contacto visual más estable es la de mirar justo en medio de los ojos de tu interlocutor, que es la parte superior de la nariz, llamada Glabella.
Sea cual sea el método que elijas, asegúrate de asumir una mirada firme y asertiva.
- Gira tu cuerpo hacia el público al que te diriges.
Esto es importante. No puedes esperar tener una conexión si tu postura corporal transmite un mensaje totalmente diferente.
Por lo tanto, asegúrate de que tu lenguaje corporal está en el punto todo el tiempo.
Gira tu cuerpo hacia la persona con la que estás hablando (o escuchando).
Si está en un grupo, utilice su postura para incluir a todos en la conversación, incluso a los que parecen estar ligeramente distantes.
Alinee el pecho, los hombros y los pies con su audiencia.
Si alguna de estas partes no está bien sintonizada, tanto su mensaje como su presencia se percibirán como poco convincentes y, por lo tanto, como se ha señalado anteriormente, no merecerán confianza.
¿No sería raro e incómodo hablar con alguien mientras está colocado de lado, listo para alejarse?
Probablemente pensarías que no están disfrutando de la conversación o que están demasiado ocupados pensando y planificando mentalmente otra cosa (como salir de la conversación, por ejemplo).
La comunicación verbal, hoy en día, está innecesariamente exagerada.
No es que no sea importante, ojo.
Pero la forma de decir las cosas es, por defecto, más importante que lo que dices, al igual que las acciones hablan más que las palabras.
Ya sea en una reunión de negocios, en un entorno más íntimo o incluso durante un hipotético altercado, una sólida base no verbal puede llegar muy lejos.
Dominar el uso, no necesariamente de todas las herramientas no verbales, pero sí al menos de algunas de ellas, marca toda la diferencia del mundo, especialmente cuando nos enfrentamos a cualquiera de las situaciones mencionadas anteriormente.
Por eso, trabajar en su mejora no es, ni será nunca, tiempo perdido.