«Rube Goldberg sabía cómo ir de «A» a «B» utilizando todas las letras del alfabeto.»
– Art Spiegelman
«Una máquina de Rube Goldberg es una pérdida de tiempo y energía intencionadamente deliciosa.»
– Jimmy Kimmel
«No importa lo fino que lo cortes, sigue siendo una chorrada»
– Rube Goldberg
La formación de Rube Goldberg como ingeniero influyó en cada aspecto de su trabajo como dibujante. Desde un grupo de mujeres en The Weekly Meeting of the Tuesday Ladies’ Club que visitan una fábrica de pretzels y contemplan con asombro cómo una máquina maravillosamente elaborada produce pretzels, hasta un hombre orquesta en Lala Palooza, pasando por los encantadores e imaginativos animales de arca de Boob McNutt, la mente mecánica de Rube puede verse a lo largo de toda la obra de su vida. Pero en los albores de la revolución industrial, cuando los aparatos modernos, los artilugios y los gadgets estaban preparados para cambiar nuestras vidas para mejor, el trabajo de Rube tocó la fibra sensible del público estadounidense al lanzar su mirada satírica sobre la era de las máquinas.
Los inventos que hicieron que Rube Goldberg se convirtiera en un nombre familiar fueron los atribuidos a su alter-ego, el profesor Lucifer Gorgonzola Butts. Se representaban al estilo exacto de las solicitudes de patentes estadounidenses, con cada transferencia de energía anotada por una letra para que el lector pudiera seguir la secuencia de la reacción en cadena. Los inventos de Rube estaban diseñados para funcionar, pero dibujados para reírse. Ponía en movimiento objetos cotidianos, junto con animales antropomórficos, bichos y pájaros, y una serie de seres humanos extrañamente distinguidos para completar la tarea en cuestión.