Petición cartista
En 1838 se redactó una Carta del Pueblo para la London Working Men’s Association (LWMA) por William Lovett y Francis Place, dos radicales autodidactas, en consulta con otros miembros de la LWMA. La Carta tenía seis demandas:
- Todos los hombres deben tener el voto (sufragio universal masculino)
- El voto debe ser secreto
- Elecciones parlamentarias cada año, no una vez cada cinco años
- Las circunscripciones electorales deberían ser de igual tamaño
- Los miembros del Parlamento deberían ser remunerados
- El requisito de propiedad para ser miembro del Parlamento debería ser abolido
Disturbios
En junio de 1839, la petición de los cartistas fue presentada a la Cámara de los Comunes con más de 1.25 millones de firmas. Fue rechazada por el Parlamento. Esto provocó disturbios que fueron rápidamente aplastados por las autoridades.
En mayo de 1842 se presentó una segunda petición, firmada por más de tres millones de personas, pero de nuevo fue rechazada y se produjeron más disturbios y detenciones.
Feargus O’Connor
En abril de 1848 se presentó una tercera y última petición. Una reunión masiva en Kennington Common, en el sur de Londres, fue organizada por los líderes del movimiento cartista, siendo el más influyente Feargus O’Connor, editor de ‘The Northern Star’, un semanario que promovía la causa cartista.
O’Connor era conocido por tener conexiones con grupos radicales que abogaban por la reforma por cualquier medio, incluyendo la violencia. Las autoridades temían los disturbios y las fuerzas militares estaban preparadas para hacer frente a cualquier disturbio. La tercera petición también fue rechazada, pero los disturbios previstos no se produjeron.
A pesar de los intentos de los líderes cartistas por mantener vivo el movimiento, en pocos años dejó de ser una fuerza impulsora de la reforma.
El legado de los cartistas
Sin embargo, el legado de los cartistas fue fuerte. En la década de 1850, los miembros del Parlamento aceptaron que era inevitable realizar más reformas. En 1867 y 1884 se aprobaron nuevas leyes de reforma.
En 1918 se habían conseguido cinco de las seis reivindicaciones de los cartistas: sólo quedaba pendiente la estipulación de que las elecciones parlamentarias se celebraran cada año.