Eli Whitney nació en Westboro, Massachusetts, el 8 de diciembre de 1765. Se interesó muy pronto por los trabajos mecánicos. Aunque trabajó en la granja de su padre, prefirió el taller de éste, donde, a los 15 años, se dedicaba a tiempo parcial a fabricar clavos para la venta. Enseñó en la escuela para ganar dinero para continuar su educación y se graduó en el Yale College en 1792.

La intención de Whitney era estudiar derecho, y se comprometió a dar clases particulares a niños en una plantación cerca de Savannah, Georgia, para mantenerse. En Georgia llamó mucho la atención al inventar una serie de artilugios domésticos para su anfitriona. Le informaron de la necesidad de una máquina para limpiar el algodón de semilla verde. En esa época se utilizaban desmotadoras de algodón de diversos diseños en distintas partes del mundo, y ya en 1725 se habían importado y probado modelos en Luisiana. Sin embargo, ninguna había funcionado bien, y cuando Whitney llegó a Georgia, la limpieza seguía siendo un trabajo manual. Un esclavo tardaba un día entero en limpiar una libra de algodón. Whitney se puso manos a la obra y en diez días había diseñado una desmotadora. En abril de 1793 ya había fabricado una que limpiaba 50 libras al día.

Whitney se asoció en mayo de 1793 con Phineas Miller y regresó a Nueva Inglaterra para construir sus desmotadoras. Recibió la patente de su máquina en marzo de 1794, y para entonces ya se había corrido la voz de su diseño y ya había imitaciones en el mercado. La esperanza inicial de Whitney y Miller era explotar ellos mismos las desmotadoras, acaparando así el mercado del algodón, pero la falta de capital y el gran número de máquinas pirateadas lo hicieron imposible. Whitney llevó a los infractores a los tribunales, pero perdió su primer caso, en 1797, y habrían de pasar diez años antes de que ganara de forma decisiva y pudiera establecer su derecho a la máquina.

Durante esta década de frustración e incertidumbre financiera, Whitney se dedicó a la fabricación de armas pequeñas como forma de reparar su fortuna y salvar su reputación. Firmó su primer contrato con el gobierno federal el 14 de junio de 1798, y prometió entregar 4.000 armas a finales de septiembre de 1799 y otras 6.000 un año después. Whitney no tenía fábrica ni obreros, no sabía nada sobre la fabricación de armas, y hasta el momento no había sido capaz ni siquiera de fabricar en cantidad las relativamente sencillas desmotadoras de algodón. El aliciente para él fue que el gobierno accedió a adelantarle 5.000 dólares.

Sin embargo, juzgado por los términos del contrato, Whitney fue un fracaso. No tenía ni idea de cómo cumplir con su obligación y, de hecho, entregó sus primeros 500 cañones en 1801, con tres años de retraso. Los últimos cañones no se entregaron al gobierno hasta enero de 1809, con casi nueve años de retraso. Para entonces el gobierno le había adelantado más de 131.000 dólares. Murió en New Haven, Connecticut, el 8 de enero de 1825.

Las afirmaciones de Whitney sobre los novedosos métodos de producción han llevado a muchos estudiosos a suponer que había elaborado y aplicado lo que llegó a llamarse el sistema americano de manufacturas. Con este método, las máquinas sustituyeron a la mano de obra, las piezas se hicieron uniformes y la producción se aceleró. De este modo, se podía prescindir de los expertos pero costosos maestros artesanos que se necesitaban antes.

Esta idea no era nueva. El inventor sueco Christopher Polhem había utilizado este sistema en la década de 1720, pero nadie había continuado su trabajo. En 1799, la armería del gobierno en Springfield, Massachusetts, había reducido el número de días-hombre necesarios para fabricar un mosquete de 21 a 9 mediante el uso de máquinas.

La pregunta, por tanto, es: ¿dónde encajaba Whitney en este concepto creciente del sistema americano? No sabemos prácticamente nada de lo que ocurría dentro de su armería. Los registros muestran que trató de contratar obreros fuera de la armería de Springfield para que construyeran máquinas para él. También sabemos que en una prueba reciente de los mosquetes de Whitney no todas sus piezas eran de hecho intercambiables y que algunas piezas ni siquiera tenían aproximadamente el mismo tamaño. La respuesta debe ser entonces que Whitney fue sólo uno de los hombres que, alrededor de 1800, comenzó a experimentar con un método de producción relativamente nuevo y potencialmente revolucionario: la fabricación en masa, mediante máquinas de propósito especial, de productos compuestos por piezas uniformes e intercambiables.

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