La veracidad se define como ser honesto y decir la verdad y está relacionada con el principio de autonomía. Es la base de la relación de confianza que se establece entre un paciente y un profesional de la salud. La veracidad es lo que une al paciente y al clínico cuando buscan establecer objetivos de tratamiento mutuos. Se espera que los pacientes sean sinceros sobre su historia clínica, expectativas de tratamiento y otros hechos relevantes. Los médicos, por su parte, deben ser sinceros sobre el diagnóstico, las opciones de tratamiento, los beneficios y desventajas de cada opción de tratamiento, el coste del tratamiento y la longevidad que ofrecen las distintas opciones de tratamiento. Esto permite a los pacientes hacer uso de su autonomía para tomar decisiones en su propio interés.7 La obligación de veracidad, basada en el respeto a los pacientes y a la autonomía, está reconocida en la mayoría de los códigos deontológicos, incluidos los códigos de la ADHA y la ADA.
Mentir a un paciente no respeta la autonomía del mismo y puede comprometer cualquier relación futura que el paciente pueda tener con los proveedores de atención sanitaria. Dado que las relaciones se construyen sobre la base de la confianza, la mentira, incluso las pequeñas «mentiras blancas», erosiona fácilmente la confianza. El engaño benévolo es el nombre que recibe la práctica de ocultar información a un paciente porque el clínico cree que la información puede perjudicar al individuo. Esta práctica se inscribe en la tradición del juramento hipocrático, pero no está respaldada por la mayoría de los códigos deontológicos y sólo en circunstancias extraordinarias. Sólo un caso excepcional justificaría el engaño en el ámbito odontológico. La relación sanitaria interactiva entre el paciente y el clínico funciona de forma más eficaz cuando ambas partes son sinceras y cumplen todas las promesas realizadas en el proceso.