La orientación dietética apoya universalmente la importancia de los cereales en la dieta. La pirámide del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos sugiere que los estadounidenses consuman de seis a once raciones de cereales al día, siendo tres de estas raciones productos integrales. Los cereales integrales contienen el salvado, el germen y el endospermo, mientras que los refinados sólo incluyen el endospermo. Tanto los cereales refinados como los integrales pueden ser enriquecidos con nutrientes para mejorar el perfil nutricional del producto. La mayoría de los cereales que se consumen en los países desarrollados se someten a algún tipo de procesamiento para optimizar el sabor y proporcionar productos estables en el mercado. Los cereales proporcionan importantes fuentes de fibra dietética, proteínas vegetales, fitoquímicos y vitaminas y minerales necesarios. Además, en Estados Unidos los cereales han sido elegidos como el mejor vehículo para enriquecer nuestra dieta con vitaminas y minerales que suelen escasear. Estos nutrientes incluyen el hierro, la tiamina, la niacina, la riboflavina y, más recientemente, el ácido fólico y el calcio. Los cereales contienen antioxidantes, entre ellos vitaminas, oligoelementos y no nutrientes como los ácidos fenólicos, los lignanos y el ácido fítico, que se cree que protegen contra las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Además, los cereales son nuestra fuente más fiable de fitoestrógenos, compuestos vegetales conocidos por proteger contra cánceres como el de mama y el de próstata. Los cereales son fuentes ricas en oligosacáridos y almidón resistente, carbohidratos que funcionan como fibra dietética y mejoran el entorno intestinal y ayudan a mejorar la función inmunitaria. Los estudios epidemiológicos han constatado que los cereales integrales son más protectores que los refinados en la prevención de enfermedades crónicas, aunque los instrumentos para definir la ingesta de cereales refinados, integrales y fortificados son limitados. Las orientaciones nutricionales deberían apoyar los productos de grano integral frente a los refinados, y la fortificación de nutrientes mejora el perfil nutricional tanto de los productos de grano refinado como de los integrales.