Con sus 13.948 kilómetros cuadrados y 1,75 millones de habitantes, Guinea-Bissau es uno de los países africanos más pequeños. Y también es uno de los más pobres. La renta media per cápita es de 500 euros al año. En el ranking internacional de pobreza de la ONU, Guinea-Bissau se encuentra en el puesto 166 de 175 (2015).
La antigua colonia portuguesa logró su independencia en 1973 y es ahora una república democrática representativa presidencial. Tras numerosas convulsiones políticas, a menudo violentas, y una devastadora guerra civil en 1998-99, la situación política ha mejorado, pero está lejos de ser estable. Hasta ahora ningún presidente ha logrado cumplir un mandato completo de cinco años.
Dos tercios de la población capaz trabajan en la agricultura. Sólo se cultiva la mitad de las tierras fértiles. Los bajos precios en el mercado mundial de algunos de los productos típicos locales, como el arroz, hacen que su cultivo no merezca la pena. Los productos más importantes son los anacardos, los cacahuetes y las frutas como las papayas y los mangos. La silvicultura y la pesca también desempeñan un papel crucial en la economía del país.
La esperanza de vida media ronda los 50 años, la tercera más baja del mundo.
El portugués es el idioma oficial, pero cada tribu habla su propia lengua vernácula, que a su vez se divide en dialectos. La mayoría del pueblo sigue las creencias religiosas tradicionales. El Islam es la religión minoritaria dominante. El cristianismo ha hecho pocas incursiones en Guinea-Bissau. Incluso en las aldeas más pequeñas conviven pacíficamente personas de diferentes creencias.
La educación en Guinea-Bissau es obligatoria de los 6 a los 12 años (grados 1 a 6), aunque apenas el 55% de los niños asiste al nivel básico, y sólo el 25% completa los 3 años complementarios que le siguen. Por ello, el analfabetismo de los adultos sigue siendo elevado, especialmente entre las mujeres. Los estudiantes con resultados prometedores en la escuela básica pueden asistir a la escuela secundaria durante otros 3 años. Desgraciadamente, hay pocas instalaciones en las zonas rurales remotas, donde los profesores también pueden estar mal formados. En consecuencia, el sistema educativo no llega a atender a quienes más desesperadamente necesita.
Más información sobre Guinea-Bissau:
www.worldbank.org
www.gksoft.com
www.cia.gov