indicaciones & uso
El hidrocloruro de dopamina está indicado para la corrección de los desequilibrios hemodinámicos presentes en el síndrome de shock debido a infartos de miocardio, traumatismos, septicemia endotóxica, cirugía a corazón abierto, insuficiencia renal y descompensación cardíaca crónica como en la insuficiencia congestiva.
Cuando sea apropiado, debe instituirse o completarse la restauración del volumen sanguíneo con un expansor de plasma adecuado o con sangre completa antes de la administración de clorhidrato de dopamina.
Los pacientes con mayor probabilidad de responder adecuadamente al clorhidrato de dopamina son aquellos en los que los parámetros fisiológicos, como el flujo de orina, la función miocárdica y la presión arterial no han sufrido un deterioro profundo. Los informes indican que cuanto más corto sea el intervalo de tiempo entre la aparición de los signos y síntomas y el inicio de la terapia con corrección de volumen y clorhidrato de dopamina, mejor será el pronóstico.
Perfusión de los órganos vitales
El flujo urinario parece ser uno de los mejores signos diagnósticos mediante los cuales se puede monitorizar la adecuación de la perfusión de los órganos vitales. No obstante, el médico también debe observar al paciente para detectar signos de reversión de la confusión o del estado comatoso. La pérdida de palidez, el aumento de la temperatura de los dedos del pie y/o la adecuación del llenado capilar del lecho ungueal también pueden utilizarse como índices de una dosis adecuada. Los estudios publicados indican que cuando el clorhidrato de dopamina se administra antes de que el flujo de orina haya disminuido a niveles de aproximadamente 0,3 mL/minuto, el pronóstico es más favorable. No obstante, en varios pacientes oligúricos o anúricos, la administración de clorhidrato de dopamina ha dado lugar a un aumento del flujo de orina que en algunos casos alcanzó niveles normales. El clorhidrato de dopamina también puede aumentar el flujo de orina en pacientes cuya producción está dentro de los límites normales y, por lo tanto, puede ser útil para reducir el grado de acumulación de líquido preexistente. Debe tenerse en cuenta que a dosis superiores a las óptimas para cada paciente, el flujo de orina puede disminuir, lo que hace necesario reducir la dosis. La administración concomitante de hidrocloruro de dopamina y agentes diuréticos puede producir un efecto aditivo o potenciador.
Dependencia cardíaca
El aumento del gasto cardíaco está relacionado con el efecto inotrópico directo del hidrocloruro de dopamina sobre el miocardio. El aumento del gasto cardíaco a dosis bajas o moderadas parece estar relacionado con un pronóstico favorable. El aumento del gasto cardíaco se ha asociado con una resistencia vascular sistémica (RVS) estática o disminuida. Se cree que la RVS estática o disminuida asociada a incrementos bajos o moderados del gasto cardíaco es un reflejo de los efectos diferenciales en lechos vasculares específicos, con un aumento de la resistencia en los lechos periféricos (por ejemplo, el femoral) y una disminución concomitante en los lechos vasculares mesentéricos y renales. La redistribución del flujo sanguíneo es paralela a estos cambios, de modo que un aumento del gasto cardíaco se acompaña de un aumento del flujo sanguíneo mesentérico y renal. En muchos casos se ha comprobado que la fracción renal del gasto cardíaco total aumenta. El aumento del gasto cardíaco producido por el clorhidrato de dopamina no se asocia con disminuciones sustanciales de la resistencia vascular sistémica, como puede ocurrir con el isoproterenol.
Hipotensión
La hipotensión debida a un gasto cardíaco inadecuado puede manejarse mediante la administración de dosis bajas a moderadas de clorhidrato de dopamina, que tienen poco efecto sobre la RVS. A dosis terapéuticas elevadas, la actividad alfa-adrenérgica del clorhidrato de dopamina se hace más prominente y, por tanto, puede corregir la hipotensión debida a la disminución de la RVS. Como en el caso de otros estados de descompensación circulatoria, el pronóstico es mejor en los pacientes cuya presión arterial y flujo urinario no han sufrido un deterioro profundo. Por lo tanto, se sugiere que el médico administre clorhidrato de dopamina tan pronto como se haga evidente una tendencia definitiva a la disminución de la presión sistólica y diastólica.