El estudio de estos diferentes aspectos permite a los hidrólogos hacer muchas cosas, como calcular los presupuestos de agua. Este proceso implica el seguimiento de dónde va toda el agua en una cuenca hidrográfica y la creación de una ecuación con entradas y salidas para entender el excedente y el déficit de agua. Una vez completado, este presupuesto puede ser utilizado por los planificadores urbanos para calcular la disponibilidad de agua potable, los agricultores para calcular las necesidades y la disponibilidad de riego, las industrias para calcular si pueden producir ciertos artículos y las empresas mineras para determinar si la excavación es rentable. El estudio de las inundaciones es otra de las actividades de los hidrólogos. Esto puede implicar la creación de mapas de llanuras de inundación, la modelización del flujo de los arroyos y la predicción de lo que puede ocurrir en determinados escenarios. Los hidrólogos también estudian la contaminación examinando las fuentes, los mecanismos de transporte y el destino final del contaminante. Para ello, se estudia tanto la contaminación puntual, cuya fuente se conoce, como la no puntual, cuya fuente se desconoce. Se investigan las aguas subterráneas y superficiales para ver cómo viaja el contaminante y cómo reacciona en la naturaleza. Los datos observados se utilizan para determinar a dónde va a parar y si es perjudicial para el medio acuático. Gran parte de lo que hacen los hidrólogos implica trabajo de campo, de laboratorio y de modelización. Esto crea una imagen más completa del ciclo hidrológico y ayuda a los responsables políticos a tomar sus decisiones relacionadas con el agua.