¿Cómo se diagnostica la hidronefrosis?
La hidronefrosis suele determinarse en estudios de imagen como ecografías renales, TAC o resonancias magnéticas. Las radiografías normales pueden mostrar los contornos de un riñón agrandado, pero la hidronefrosis no suele diagnosticarse en este tipo de placas.
Mucha de la hidronefrosis que se observa en los niños se diagnostica antes del nacimiento durante una ecografía prenatal del feto en la que se comprueban los órganos y el desarrollo del bebé antes de nacer. Esto se llamaría hidronefrosis prenatal o congénita. La mayoría de estos riñones dilatados mejorarán hasta alcanzar un tamaño más normal algún tiempo después del nacimiento, aunque este proceso puede tardar un par de años.
La hidronefrosis adquirida se debe a algún acontecimiento o proceso de enfermedad que ocurre después del nacimiento, como un cálculo renal que bloquea el flujo de orina o algún tipo de masa externa que comprime el conducto urinario.
La mayoría de las hidronefrosis en niños se diagnostican primero con una ecografía renal. Otras pruebas utilizadas pueden ser una o varias de las siguientes: cistograma miccional, gammagrafía renal de medicina nuclear, resonancia magnética o tomografía computarizada. Dependiendo de la gravedad de la hidronefrosis y de su causa, suele ser necesario realizar estudios de seguimiento adicionales a lo largo del tiempo para seguir la mejora o el empeoramiento de la inflamación renal.