En la literatura popular, se han sugerido muchas conjeturas que implican un cambio polar muy rápido. Un cambio lento de los polos mostraría las más mínimas alteraciones y ninguna destrucción. Una visión más dramática asume cambios más rápidos, con alteraciones dramáticas de la geografía y áreas localizadas de destrucción debido a terremotos y tsunamis.
Primeros defensoresEditar
Una de las primeras menciones a un desplazamiento del eje de la Tierra se encuentra en un artículo de 1872 titulado «Chronologie historique des Mexicains» de Charles Étienne Brasseur de Bourbourg, un especialista en códices mesoamericanos que interpretó los antiguos mitos mexicanos como evidencia de cuatro períodos de cataclismos globales que habían comenzado alrededor del 10.500 a.C.
En 1889, Julio Verne imaginó las posibles consecuencias de un cambio de polos artificial en su libro «La compra del Polo Norte».
En 1948, Hugh Auchincloss Brown, un ingeniero eléctrico, avanzó una hipótesis de cambio de polos catastrófico. Brown también argumentó que la acumulación de hielo en los polos provocaba la inclinación recurrente del eje, identificando ciclos de aproximadamente siete milenios.
En su controvertida obra de 1950 Mundos en colisión, Immanuel Velikovsky postuló que el planeta Venus surgió de Júpiter como un cometa. Durante dos acercamientos propuestos en torno al año 1.450 a.C., sugirió que la dirección de la rotación de la Tierra cambió radicalmente y luego volvió a su dirección original en el siguiente paso. Esta alteración supuestamente causó terremotos, tsunamis y la separación del Mar Rojo. Además, dijo que los casi-descensos de Marte entre el 776 y el 687 a.C. también causaron que el eje de la Tierra cambiara hacia adelante y hacia atrás en diez grados. Velikovsky citó registros históricos en apoyo de su trabajo, aunque sus estudios fueron generalmente ridiculizados por la comunidad científica.
Charles Hapgood es ahora quizás el más recordado de los primeros defensores. En sus libros The Earth’s Shifting Crust (1958) (que incluye un prólogo de Albert Einstein) y Path of the Pole (1970), Hapgood especuló que la masa de hielo polar acumulada desestabiliza la rotación de la Tierra, provocando el desplazamiento de la corteza terrestre pero sin alterar la orientación axial de la Tierra. Hapgood sostenía que los desplazamientos (de no más de 40 grados) se producían aproximadamente cada 5.000 años, interrumpiendo períodos de estabilidad polar de 20.000 a 30.000 años. Citó localizaciones recientes del Polo Norte en la bahía de Hudson (60°N, 73°W), el océano Atlántico entre Islandia y Noruega (72°N, 10°E) y el Yukón (63°N, 135°W). Sin embargo, en su obra posterior The Path of the Pole, Hapgood admitió el argumento de Einstein de que el peso de los hielos polares es insuficiente para provocar el desplazamiento polar. En su lugar, Hapgood argumentó que las fuerzas causantes deben situarse bajo la superficie. Hapgood animó al bibliotecario canadiense Rand Flem-Ath a buscar pruebas científicas que respaldaran las afirmaciones de Hapgood. Flem-Ath publicó los resultados de este trabajo en 1995 en When the Sky Fell coescrito con su esposa Rose.
A principios de la década de 1960, Chan Thomas escribió un libro titulado The Adam and Eve Story (La historia de Adán y Eva) e intentó que fuera publicado por Emerson House en Los Ángeles. Poco después de publicar la edición completa, la CIA clasificó su libro durante 50 años. Se presentó una demanda de la FOIA contra la CIA para que publicara el libro. En 2013, la CIA publicó una versión «limpia» del libro original (50 páginas de las 240 originales). La mayor diferencia con las afirmaciones de Hapgood es que, según Chan Thomas, la corteza se movió de nuevo a su posición original en un tiempo relativamente corto.
En 1974 Flavio Barbiero, un ingeniero y explorador, teorizó que el desplazamiento del eje de la Tierra tuvo lugar hace 11.000 años y causó lo que posteriormente se registró en el mito como la destrucción de la Atlántida y Mu. Sugirió que el desplazamiento fue causado probablemente por el impacto de un cometa en la superficie de la Tierra y que la posición actual de la Atlántida hay que buscarla bajo la capa de hielo de la Antártida.
Conjeturas recientesEditar
Varios autores han ofrecido argumentos pseudocientíficos a favor de la hipótesis, entre ellos la periodista y entusiasta de la Nueva Era Ruth Shick Montgomery, Los escépticos rebaten que estos trabajos combinan la especulación, el trabajo de los psíquicos y el folclore moderno, mientras que evitan en gran medida cualquier esfuerzo de ciencia básica al tratar de refutar su propia teoría.