En la mitología griega, Io era una joven que era amada por Zeus, rey de los dioses. Sus atenciones hacia ella despertaron los celos de su esposa, Hera *, y ambas deidades utilizaron sus poderes de diversas maneras para intentar hacerse con el control de Io.
Io, hija del dios del río Inaco, era sacerdotisa en uno de los templos de Hera. Zeus se enamoró de ella y la sedujo. Cuando Hera se enteró del comportamiento de Zeus, convirtió a la muchacha en una vaca blanca. En algunas versiones del mito, fue Zeus quien transformó a Io en la vaca, para ocultarla de Hera.
Después de atar a la vaca Io a un olivo, Hera envió a Argus, un gigante con 100 ojos, para que la vigilara. Zeus respondió enviando al dios mensajero Hermes para rescatar a Io. Hermes hizo dormir a Argus cantando y contando historias, y luego mató al gigante.
Enfadada porque Io fuera liberada, Hera envió un tábano -un tipo de insecto que pica a los animales- para atormentarla. Io vagó distraída hasta que llegó a Egipto. Allí, después de que Zeus la convirtiera de nuevo en mujer, Io dio a luz a un hijo llamado Epafo. Muchos de los descendientes de Io regresaron a Grecia. Entre ellos estaban Cadmo, Perseo y Hércules.
Diosidad o diosa