Buscando respuestas definitivas
El urólogo al que acudió desesperado le ordenó una ecografía que mostró un gran tumor en una de sus glándulas suprarrenales, las glándulas endocrinas situadas encima de cada riñón. «El urólogo sospechaba que se trataba de un feocromocitoma», dice Eric. «Nunca había oído hablar de él»
Una búsqueda en Internet de expertos en feocromocitomas le llevó hasta la doctora Strong, una cirujana con años de experiencia en la extirpación de estos tumores. Confirmó el diagnóstico del urólogo y convocó a un equipo de médicos para trazar un curso de acción para Eric. El equipo incluía al experto en medicina nuclear Jorge Carrasquillo y a la oncóloga médica Diane Reidy-Lagunes.
Pero antes de poder extirpar la masa, los médicos debían reducir la peligrosa presión arterial de Eric. Utilizaron medicamentos especializados para relajar sus vasos sanguíneos constreñidos. «La Dra. Strong me tranquilizó mucho», recuerda Eric. «Me di cuenta de que se preocupaba de verdad por mi bienestar. También estaba muy segura de que podía ayudarme».
Las pruebas de imagen adicionales mostraron que el tumor había invadido el riñón de Eric y que tenía pequeñas metástasis en varios huesos, lo que significa que el cáncer había empezado a extenderse. En una intervención quirúrgica de tres horas, la Dra. Strong y su equipo extirparon una glándula suprarrenal, el riñón izquierdo y varios ganglios linfáticos.
«Es una operación delicada y complicada, porque si en algún momento se rompe accidentalmente el tumor y se derraman las células tumorales en el abdomen, puede causar efectos a largo plazo que incluso pueden poner en peligro la vida», explica la Dra. Strong. «En el caso de Eric, la operación salió muy bien y se extirpó todo el tumor intacto».
En calma con el tratamiento en curso
Desde la operación, el riñón y la glándula suprarrenal que le quedan a Eric han empezado a sustituir a los que se extirparon. Para ralentizar el daño de las metástasis óseas, recibe inyecciones de unos fármacos que refuerzan los huesos, denominados bifosfonatos.
También recibe tratamiento con MIBG (metayodobenzilguanidina), un compuesto que, cuando está armado con yodo radiactivo, emite una radiación selectiva que destruye el cáncer en las metástasis dondequiera que se encuentren, explica el Dr. Carrasquillo. Carrasquillo explica.
Aunque la MIBG puede ser un tratamiento muy eficaz con efectos secundarios menores, sólo dos tercios de los tumores de feocromocitoma tienen los receptores para absorberla. Las células tumorales de Eric sí lo tenían. «Estaba en la sala con mi hermano cuando hicieron la prueba para ver si mis células lo absorbían», cuenta Eric. «Pude ver cómo se iluminaba la pantalla, lo que significaba que el MIBG estaba siendo absorbido. Fue increíble.»
Descansando, por fin
Sin tanta adrenalina corriendo por su cuerpo, Eric ha descubierto que por fin sabe lo que se siente al relajarse de verdad -aunque no está disminuyendo demasiado.
En los dos meses posteriores a la operación, asistió a la graduación del instituto de sus alumnos, hizo un viaje al Caribe y se fue de excursión durante una noche a los Montes Apalaches. Sus profesores de la Universidad de Rowan celebraron una ceremonia especial para compensar la que Eric se perdió, para que pudiera recibir su diploma de doctorado.
Una mañana de finales de agosto, desbloqueó su aula para dejarla lista para el nuevo curso escolar. «Se siente increíble pensar en lo lejos que he llegado», dice Eric. «Me preocupaba no volver a dar clases, y ahora vuelvo a hacer lo que me gusta.»