* Endometriosis: Mi cuerpo rechazó el Mirena
* La endometriosis no debería controlar tu vida
* No se lo desearía ni a mi peor enemigo
* El anticonceptivo DIU Mirena tiene muchas cosas a su favor
Los únicos efectos secundarios de los que me informó fue la posibilidad de tener dolores de cabeza y manchado durante los primeros seis meses.
Me operaron durante mi descanso de mitad de año y encontraron una extensa endometriosis adherida a mi intestino. Me extirparon todo y me insertaron el Mirena.
Durante los primeros seis meses experimenté manchado y dolores de cabeza, pero mi dolor de endo desapareció así que no me importó. Pasé un gran verano en la playa con mis amigos e incluso conseguí un gran trabajo en Auckland. Mi vida iba viento en popa y era la más feliz de mi vida.
Entonces, al mes de empezar mi nuevo trabajo, empecé a tener una sensación de pánico que no desaparecía. Fue como si me golpeara de la noche a la mañana.
No tenía nada de qué preocuparme, así que supuse que pasaría, y fui a trabajar como siempre. Pero me empezó a costar muchísimo contestar a los teléfonos y definitivamente no estaba siendo yo misma.
Esa noche fui a casa de mis padres y no podía dejar de pasearme. Pensé que me estaba volviendo loca. Mi madre me llevó al A&E del hospital pero estaba lleno de gente y no soportaba la idea de estar cerca de extraños. Luego me llevó a casa de mi Oma para intentar calmarme, y acabé tomando media pastilla para dormir para que al menos dejara de pasearme.
Al día siguiente fui a mi médico y le pregunté si el Mirena era la causa de mis síntomas. Mi médico me dijo que no, y que tenía ansiedad. Me ofreció antidepresivos y me aconsejó que hiciera ejercicio y probara la meditación.
Rechacé los antidepresivos pero empecé a correr al menos una hora al día. No podía entender cómo había superado tres años de universidad mientras sufría un fuerte dolor, pero había desarrollado ansiedad mientras mi vida por fin iba bien.