Una cefalea cervicogénica se inicia en la columna cervical -el cuello-. A veces estos dolores de cabeza imitan los síntomas de la migraña. Inicialmente, el dolor puede comenzar de forma intermitente, extenderse a un lado (unilateral) de la cabeza del paciente y volverse casi continuo. Además, el dolor puede verse exacerbado por el movimiento del cuello o por una posición particular del mismo (por ejemplo, los ojos enfocados en un monitor de ordenador).
Causas potenciales de las cefaleas cervicogénicas
La causa de una cefalea cervicogénica suele estar relacionada con un estrés excesivo en el cuello. El dolor de cabeza puede ser el resultado de una osteoartritis cervical (espondilosis), un disco dañado o un movimiento tipo latigazo que irrita o comprime un nervio cervical. Las estructuras óseas del cuello (p. ej., las articulaciones facetarias) y sus tejidos blandos (p. ej., los músculos) pueden contribuir al desarrollo de una cefalea cervicogénica.
Función de los nervios espinales
Ciertas estructuras de los nervios espinales están implicadas en muchas cefaleas cervicogénicas. Los nervios espinales son transmisores de señales que permiten la comunicación entre el cerebro y el cuerpo a través de la médula espinal. En cada nivel de la columna cervical hay un conjunto de nervios espinales; uno en el lado izquierdo y otro en el derecho de la columna. C1, C2 y/o C3 pueden estar implicados en el desarrollo de cefaleas cervicogénicas porque estos nervios permiten la función (movimiento) y la sensación de la cabeza y el cuello. La compresión de los nervios puede causar inflamación y dolor.
Síntomas de la cefalea cervicogénica
Una cefalea cervicogénica se presenta como un dolor constante y no pulsátil en la parte posterior y la base del cráneo, que a veces se extiende hacia abajo en el cuello y entre los omóplatos. El dolor puede sentirse detrás de la ceja y la frente, aunque el problema se origine en la columna cervical.
El dolor suele comenzar tras un movimiento repentino del cuello, como un estornudo. Junto con el dolor de cabeza y/o cuello, los síntomas pueden incluir:
- Cuello rígido
- Náuseas y/o vómitos
- Mareos
- Visión borrosa
- Sensibilidad a la luz o al sonido
- Dolor en uno o ambos brazos
- Dificultades de movilidad
Factores de riesgo
Los factores de riesgo que pueden intervenir en la aparición de la cefalea o agravar las cefaleas cervicogénicas son:
- Fatiga
- Dificultades para dormir
- Problemas discales cervicales
- Lesiones cervicales actuales o anteriores
- Postura inadecuada (uso del teléfono móvil)
- Estrés muscular estrés
Diagnóstico de la cefalea cervicogénica
El diagnóstico de una cefalea cervicogénica comienza con una historia clínica completa con una exploración física y neurológica. Las pruebas diagnósticas pueden incluir:
- Radiografías
- Resonancia magnética (RMN)
- TAC (raramente)
- Inyecciones de bloqueo nervioso para confirmar el diagnóstico, causa
Tratamiento de las cefaleas cervicogénicas
Al principio, su médico puede recomendarle un medicamento antiinflamatorio no esteroideo sin receta (por ejemplo, aspirina, Aleve). Si esto no es efectivo, entonces se puede prescribir un antiinflamatorio y/o analgésico con receta. Otras opciones de tratamiento, enumeradas en orden de no invasivo a invasivo, incluyen:
- Manipulación espinal u otras terapias manuales
- Enfoques conductuales (Ej, biorretroalimentación)
- Acupuntura
- Inyecciones de puntos gatillo
- Proloterapia
- Bloqueos de la articulación facetaria (un tipo de inyección de la articulación espinal)
- Bloqueos nerviosos (esto suele ser de las ramas mediales de los nervios que irrigan las articulaciones facetarias)
- Ganglionotomía de pulso de radiofrecuencia de la raíz nerviosa (eg, C2, C3)
- Cirugía de la columna vertebral para aliviar la compresión nerviosa o vascular (esto es raramente necesario)