Qué grande, qué azul, qué adictivo es el nuevo álbum de Florence + The Machine. En serio: el álbum, titulado How Big, How Blue, How Beautiful, salió en mayo de 2015 y, desde que salió, literalmente no he podido dejar de escucharlo. Las canciones de Florence + The Machine siempre han sido románticas y hermosas, pero esta aventura supone un nuevo nivel de crudeza emocional, especialmente en lo que respecta a las letras. De hecho, las letras de Florence + The Machine en How Big, How Blue, How Beautiful capturan a la perfección los altibajos de las relaciones, y lo que supone sentirse enamorado.
How Big, How Blue, How Beautiful puede ser un maravilloso paso adelante para la banda, pero todas las letras de F+TM siempre han ofrecido un acertado análisis del vasto e ineludible misterio que supone enamorarse de otro ser humano, tanto que cualquiera que haya tenido un mínimo enamoramiento de otra persona puede identificarse con ellas. Ya sea que la cantante principal de la banda, Florence Welch, esté cantando sobre el éxtasis de los sentimientos y el desmantelamiento de la propia identidad cuando te das cuenta de que estás enamorado, o el aterrador potencial de fracaso que conlleva la intimidad, Florence + The Machine expresa sin esfuerzo todo lo que no sabías que sentías sobre el romance.
Aquí hay siete letras de Florence + The Machine de sus tres álbumes anteriores que expresan perfectamente el éxtasis y la manía que acompañan al estar enamorado. Tanto si estás pasando por una ruptura como si estás empezando algo nuevo, F+TM tiene la letra para expresar todo lo que sientes.
«Para dejarme colgar en un ángulo cruel / Oh mis pies no tocan el suelo / A veces estás medio dentro y luego medio fuera / Pero nunca cierres la puerta…» – «What Kind of Man»
Oh, problemas de compromiso… ¿habrá algún día en que la humanidad deje de estar plagada de ti?
«¡Eh, mira hacia arriba! / No hagas una sombra de ti mismo / Siempre cerrando la luz / Atrapado en tu propia creación…» – «Third Eye»
¿Cuál es una de las partes más difíciles de las nuevas relaciones? El momento en el que te das cuenta de que tienes que cambiar la persona que eres, la vida que has estado llevando y la identidad que has creado -al menos en cierta medida- para hacer sitio a otra persona. Aunque sea algo tan sencillo como no poder seguir comiendo Pop-Tarts en la cama, el cambio asusta.
«Sé que estás sangrando, pero estarás bien / Aférrate a tu corazón, lo mantendrás a salvo / Aférrate a tu corazón, no lo regales…» – «Varias tormentas y santos»
Muchos hemos sido heridos en algún momento. Algunos de nosotros nos aferramos a esa herida, y la llevamos a la siguiente relación. No te preocupes… Florence Welch lo sabe todo.
«Una y otra vez pienso: «Oh, Señor, ¿de qué sirve?». / Una y otra vez pienso que no sirve de nada / Porque tarde o temprano en la vida, las cosas que amas las pierdes / Pero tú tienes el amor que necesito para verme pasar…» – «You’ve Got The Love»
A veces, una de las mejores cosas de una relación es tener a alguien que vea lo bueno que hay en ti cuando tú mismo no puedes verlo.
«Y en la oscuridad, puedo escuchar el latido de tu corazón / Traté de encontrar el sonido / Pero entonces se detuvo, y estaba en la oscuridad / Así que en la oscuridad me convertí…» – «Cosmic Love»
No hay forma de evitarlo: romper es lo peor, y una relación rota puede perseguir la psique durante meses.
«Y los brazos del océano me llevan / Y toda esta devoción se precipitó fuera de mí / Y los choques son el cielo para un pecador como yo / Pero los brazos del océano me entregaron…» – «Never Let Me Go»
Ok, tal vez hay demasiadas imágenes del océano para que esto sea realmente universal, pero el sentimiento es completamente cierto: de vez en cuando, la intimidad sale de la nada y, aunque es aterrador, como que tienes que dejar que las olas del romance se estrellen contra ti.
«Decídete / Deja que me vaya o deja que te ame / Mientras tú has estado guardando tu cuello / yo he estado rompiendo el mío por ti…» – «Make Up Your Mind»
Todos hemos salido con personas que se niegan a comprometerse o a cuidarnos de la manera que merecemos. Oh Dios, Florence, deja de mirar en mi alma!