Malrotación intestinal

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    • ¿Qué es la malrotación intestinal?

      Una malrotación intestinal es una anomalía que puede ocurrir al principio del embarazo cuando los intestinos del bebé no se forman en forma de espiral en el abdomen. La malrotación significa que los intestinos (o el intestino) se retuercen, lo que puede causar una obstrucción (bloqueo).

      Algunos niños con malrotación nunca tienen problemas y la condición no se diagnostica. Pero la mayoría desarrollan síntomas y son diagnosticados al año de edad. Aunque la cirugía es necesaria para reparar la malrotación, la mayoría de los niños crecerán y se desarrollarán normalmente después del tratamiento.

      ¿Cómo se produce la malrotación intestinal?

      Los intestinos son la parte más larga del sistema digestivo. Si se extendieran en toda su longitud, medirían más de 6 metros en la edad adulta, pero como están plegados, caben en el espacio relativamente pequeño del interior del abdomen.

      Cuando un feto se desarrolla en el útero, los intestinos comienzan como un pequeño tubo recto entre el estómago y el recto. A medida que este tubo se convierte en órganos separados, los intestinos se desplazan hacia el cordón umbilical, que suministra nutrientes al embrión en desarrollo.

      Cerca del final del primer trimestre del embarazo, los intestinos se desplazan desde el cordón umbilical hacia el abdomen. Si no giran correctamente después de pasar al abdomen, se produce una malrotación. Ocurre en 1 de cada 500 nacimientos en Estados Unidos y se desconoce la causa exacta.

      Algunos niños con malrotación intestinal nacen con otras afecciones asociadas, como:

      • otros defectos del sistema digestivo
      • defectos cardíacos
      • anomalías de otros órganos, como el bazo o el hígado
        • ¿Qué problemas puede causar?

          La malrotación puede provocar estas complicaciones:

          • En una afección llamada vólvulo, el intestino se retuerce sobre sí mismo, cortando el flujo sanguíneo al tejido y provocando su muerte. Los síntomas del vólvulo, incluidos el dolor y los calambres, suelen ser los que conducen al diagnóstico de malrotación.
          • Pueden formarse bandas de tejido denominadas bandas de Ladd, que obstruyen la primera parte del intestino delgado (el duodeno).
          • La obstrucción causada por el vólvulo o las bandas de Ladd es un problema potencialmente mortal. El intestino puede dejar de funcionar y el tejido intestinal puede morir por falta de riego sanguíneo si no se reconoce y trata una obstrucción. El vólvulo, especialmente, es una emergencia médica, con todo el intestino delgado en peligro.
            • ¿Cuáles son los signos de malrotación intestinal?

              Una obstrucción intestinal puede impedir el paso adecuado de los alimentos. Por ello, uno de los primeros signos de malrotación y vólvulo es el dolor y los calambres abdominales, que se producen cuando el intestino no puede empujar los alimentos más allá de la obstrucción.

              Un bebé con calambres podría:

              • tirar de las piernas y llorar
              • dejar de llorar repentinamente
              • comportarse normalmente durante 15 o 30 minutos
              • repetir este comportamiento cuando se produzca el siguiente calambre
              • Los bebés también pueden estar inquietos, aletargados o tener problemas para hacer caca.

                Los vómitos son otro síntoma de malrotación, y pueden ayudar al médico a determinar dónde está la obstrucción. Los vómitos que se producen poco después de que el bebé empiece a llorar suelen significar que la obstrucción está en el intestino delgado; los vómitos tardíos suelen significar que está en el intestino grueso. El vómito puede contener bilis (que es amarilla o verde) o puede parecerse a las heces.

                Otros síntomas de malrotación y vólvulo pueden incluir:

                • un abdomen hinchado y sensible al tacto
                • diarrea y/o caca con sangre (o a veces no hay caca)
                • alboroto o llanto de dolor, sin que nada parezca ayudar
                • frecuencia cardíaca y respiración acelerada
                • poco o nada de pis por la pérdida de líquidos
                • fiebre
                  • ¿Cómo se diagnostica una obstrucción?

                    Si se sospecha de un vólvulo u otra obstrucción intestinal, el médico examinará a su hijo y luego puede solicitar radiografías, una tomografía computarizada (TC) o una ecografía abdominal.

                    El médico puede utilizar bario u otro agente de contraste líquido para ver la radiografía o la exploración con mayor claridad. El contraste puede mostrar si el intestino tiene una malformación y normalmente puede encontrar dónde está la obstrucción.

                    Los adultos y los niños mayores suelen tomar bario en forma líquida. Los bebés pueden necesitar que se les administre bario a través de un tubo insertado desde la nariz hasta el estómago, o a veces se les administra un enema de bario, en el que el bario líquido se introduce a través del recto.

                    ¿Cómo se trata la malrotación intestinal?

                    El tratamiento de una malrotación significativa casi siempre requiere cirugía. El momento y la urgencia dependerán del estado del niño. Si ya hay un vólvulo, la cirugía debe realizarse de inmediato para evitar daños en el intestino.

                    Todo niño con obstrucción intestinal deberá ser hospitalizado. Se suele introducir una sonda llamada nasogástrica (NG) a través de la nariz y hasta el estómago para extraer el contenido del estómago y de la parte superior del intestino. Esto evita que se acumulen líquidos y gases en el abdomen. El niño también puede recibir líquidos intravenosos (IV) para ayudar a prevenir la deshidratación y antibióticos para prevenir la infección.

                    Durante la cirugía, que se denomina procedimiento de Ladd, se endereza el intestino, se dividen las bandas de Ladd, se pliega el intestino delgado en el lado derecho del abdomen y se coloca el colon en el lado izquierdo.

                    Debido a que el apéndice suele encontrarse en el lado izquierdo del abdomen cuando hay malrotación (normalmente, el apéndice se encuentra a la derecha), se extrae. De lo contrario, si el niño desarrollara alguna vez una apendicitis, podría complicar el diagnóstico y el tratamiento.

                    Si parece que la sangre puede seguir sin fluir correctamente hacia los intestinos, el médico puede hacer una segunda intervención en las 48 horas siguientes a la primera. Si el intestino sigue teniendo un aspecto poco saludable en ese momento, se podría extirpar la parte dañada.

                    Si el niño está gravemente enfermo en el momento de la cirugía, se suele realizar una ileostomía o colostomía. En este procedimiento, se extirpa completamente el intestino enfermo y se saca el extremo del intestino normal y sano a través de una abertura en la piel del abdomen (llamada estoma). La materia fecal (caca) pasa a través de esta abertura y a una bolsa que se pega con cinta adhesiva o se adhiere al vientre del niño.

                    En los niños pequeños, dependiendo de la cantidad de intestino que se haya extirpado, la ileostomía o colostomía suele ser una condición temporal que puede revertirse posteriormente con otra operación.

                    La mayoría de estas cirugías son exitosas, aunque algunos niños tienen problemas recurrentes después de la cirugía. El vólvulo recurrente es raro, pero una segunda obstrucción intestinal debido a las adherencias (acumulación de tejido cicatricial después de cualquier tipo de cirugía abdominal) podría ocurrir más adelante.

                    Los niños a los que se les extirpó una gran parte del intestino delgado pueden tener muy poco intestino para mantener una nutrición adecuada (una condición conocida como síndrome del intestino corto). Es posible que necesiten nutrición intravenosa (IV) durante un tiempo después de la cirugía (o incluso de forma permanente si queda muy poco intestino) y pueden requerir una dieta especial después.

                    La mayoría de los niños en los que el vólvulo y la malrotación se detectan y se tratan a tiempo, antes de que se produzca una lesión permanente en el intestino, evolucionan bien y se desarrollan con normalidad.

                    Si sospecha de algún tipo de obstrucción intestinal porque su hijo presenta vómitos biliosos (amarillos o verdes), abdomen hinchado o heces con sangre, llame inmediatamente a su médico y lleve a su hijo a urgencias de inmediato.

                    Revisado por: J. Fernando del Rosario, MD
                    Fecha de revisión: Marzo de 2017

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