Christopher L. C. E. Witcombe
La estatua del faraón Menkaure (Micerino) y su reina en el Museo de Bellas Artes de Boston, tallada en pizarra y fechada entre el 2548 y el 2530 a.C., es un ejemplo de escultura real del Antiguo Reino de la IV Dinastía. La estatua, que mide aproximadamente 1,2 metros de altura, fue encontrada en un agujero excavado anteriormente por cazadores de tesoros bajo el suelo de una sala del Templo del Valle de la pirámide de Menkaure en Giza durante las excavaciones realizadas por la expedición de la Universidad de Harvard y el Museo de Bellas Artes de Boston bajo la dirección del arqueólogo George Reisner en 1908-10. El 18 de enero de 1910, las excavaciones revelaron las cabezas de la estatua; al día siguiente la pareja fue desenterrada por completo.
Estatua de Menkaure y su reina desenterrada el 18 de enero de 1910
Fuente de la imagen: Museo de Bellas Artes de Boston
En los libros de historia del arte, la pareja ha llegado a representar un ejemplo primordial de la escultura de tumbas reales del Reino Antiguo. La estatua exhibe con claridad satisfactoria la adhesión egipcia a un sistema o «canon» de proporciones y, en su punto de vista estrictamente frontal, las poses rígidas de las figuras, una conformidad inquebrantable con las reglas y las convenciones establecidas que se interpretan como manifestación de la autoridad del faraón sobre sus súbditos y, por extensión, como encarnación de la estructura jerárquica altamente regulada de la sociedad del Antiguo Egipto.
Estatua de Menkaure y su reina
Fuente de la imagen: Art Images for College Teaching (AICT)
Las formas de la escultura -la cuadrícula medida de fuertes verticales y horizontales que se contraponen, las posturas rígidas y artificiales, las formas anatómicas generalizadas de los cuerpos combinadas con detalles naturalistas- se leen no simplemente como indicativas del gusto egipcio, sino como representativas del carácter fundamental de la cultura egipcia.
Como suele ocurrir en la historia del arte, este tipo de extrapolación pasa por alto o ignora el hecho de que estas esculturas se producían sólo para una élite muy reducida, en este caso la familia real egipcia. Sin embargo, tal vez comenzando con los egipcios y prevaleciendo a través de la mayor parte de la historia, se ha dado el caso de que los gustos de la élite, y el arte producido de conformidad con ese gusto, se consideran como la representación de lo más refinado y avanzado de esa cultura.
2. DESCRIPCIÓN