Arthur Miller, un gigante de la dramaturgia estadounidense durante casi 60 años, ha muerto. Según los informes, el dramaturgo de 89 años ha fallecido en su casa de Roxbury, Connecticut. Sufría un cáncer, una neumonía y una afección cardíaca.
Hijo de inmigrantes polaco-judíos, la cómoda infancia neoyorquina de clase media de Miller se vio truncada cuando su padre perdió su fortuna durante la Gran Depresión. La experiencia sería la base de su obra de teatro más importante, La muerte de un viajante, de 1949, un salvaje ataque al sueño americano. «Tenía los sueños equivocados», dice Biff de su padre, el desventurado y desesperado Willy Loman. «Todos, todos equivocados»
Otras obras clásicas de Miller son Todos mis hijos, El crisol y Vista desde un puente. También escribió una novela, Focus, y una aclamada autobiografía, Timebends.
Líder de la escena teatral de izquierdas, Miller fue llamado a declarar ante la Comisión de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes en 1956. Otros artistas se doblegaron ante la caza de brujas de Joe McCarthy. Miller no lo hizo, negándose firmemente a dar los nombres de sus amigos con simpatías comunistas. Por si fuera poco, también condenó a sus torturadores en su obra: aunque El crisol estaba nominalmente ambientada en el Salem del siglo XVII, la mayoría de los espectadores sabían precisamente que su objetivo estaba bastante cerca de casa.
A los ojos de muchos, sin embargo, Miller será más recordado por su matrimonio con Marilyn Monroe. La pareja -apodada por la prensa estadounidense como el reloj de arena y la cabeza de huevo- se casó en 1956, pero el matrimonio se rompió en el rodaje de la película The Misfits (Los inadaptados) en 1961, que él guionizó. El escritor exploró más tarde su turbulenta relación en su obra de 1962 After the Fall, y en su última obra, Finishing the Picture (2004), retrocedió en el tiempo para explorar el rodaje de la problemática película.
«Ayudó a definir la dramaturgia estadounidense», dijo el crítico teatral del Guardian Michael Billington. «Lo que se olvida es que tuvo que crear una tradición en lugar de heredarla».
«Fue la gran conciencia de la nación americana -y un dramaturgo condenadamente bueno en todos los sentidos», comentó el escritor y crítico de Theate Lyn Gardner. «La escritura de obras de teatro suele considerarse hoy en día como un arte para jóvenes… pero Miller hasta bien entrados los 70 años seguía escribiendo obras elegantes y bellamente construidas»
«Algunas de sus obras -Muerte de un viajante, La vista desde el puente- se encuentran entre las mejores obras del siglo XX»
Miller se casó con la fotógrafa Inge Morath en 1962 y estuvo con ella hasta su muerte en 2002. Le sobreviven sus cuatro hijos: Jane y Robert, de su primer matrimonio con Mary Slattery, y Rebecca y Daniel, de su matrimonio con Morath.
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