Parroquia de Santo Tomás de Aquino

Muchos católicos me han preguntado sobre el Credo de los Apóstoles en el que profesamos que, «descendió a los infiernos». Muchos se escandalizan por la misma fe que profesamos. Muchos fieles se escandalizan por el Credo de los Apóstoles. Algunos fieles se han escandalizado por el descenso de Jesús a los infiernos. Se cree que el infierno es la morada eterna de los pecadores y de los que hacen el mal. En su parábola sobre Lázaro y el hombre rico, Jesús indica que una vez que una persona desciende al infierno, la persona no puede cruzar al cielo (Lc 16: 26).

Este artículo del Credo de los Apóstoles molesta a muchos creyentes. La afirmación de que «Cristo descendió a los infiernos» es tanto bíblica (en la Biblia) como teológica (la fe busca la comprensión). Jesucristo fue enterrado en la tumba y descendió a los infiernos. El Nuevo Testamento afirma varias veces que Jesús «resucitó de entre los muertos» (Mt 28: 1-20; Mc 16: 1-20; Lc 24:1-49; Jn 20: 1- 21:25; 1 Pedro 3:19). Esto presupone que el Señor crucificado fue al reino de los muertos antes de su resurrección en el Tercer Día.

Jesús fue al Infierno para liberar a las almas que han sido encarceladas. La tarea de Jesús al descender al Infierno fue para liberar al pueblo santo del Antiguo Testamento. Algunos teólogos explican que Jesucristo fue al Infierno para experimentar todo el rigor del sufrimiento, que es el impacto total por el pecado humano, para dar una expiación completa por el pecado de la humanidad.

Jesús descendió al Infierno como el Salvador, proclamando la Buena Nueva de la salvación a las almas que estaban encarceladas allí antes de su Resurrección. Todas las almas esperaban al Redentor. Jesucristo redimió a las almas santas que esperaban en el seno de Abraham (Sal 89,49; 1 Sam 28,19; Ez 32,17-32; Lc 16,22- 26). Jesucristo fue la primera persona que resucitó de entre los muertos (Rom 8:23; 1 Cor 5: 7-8; 16: 8).

El descenso de Jesús a los infiernos hizo que se cumpliera definitivamente el mensaje evangélico de salvación. El descenso de Jesús a los infiernos con un propósito redentor fue la última fase de la misión mesiánica de Jesús. Es decir, la obra redentora de Cristo para todos los hombres de todos los tiempos y lugares. Cristo resucitado tiene «las llaves de la Muerte y del Hades (Infierno)» para que «ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla, en el cielo y en la tierra» (Apocalipsis 1:18; Fil 2:10).

Espero que esta reflexión nos ayude a crecer y madurar en nuestra fe.


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