Aunque puede parecer alarmante experimentar temblores musculares después de un entrenamiento, la mayoría de las veces es completamente normal. Los temblores musculares involuntarios suelen estar causados por la fatiga muscular o por un nivel bajo de glucosa en sangre.
Los temblores musculares después de un entrenamiento pueden indicar que simplemente no está acostumbrado al nivel de intensidad de su ejercicio anterior, y por lo tanto su cuerpo aún no es capaz de soportar ese nivel de esfuerzo sin experimentar fatiga.
El medio por el que sus músculos se mueven de forma eficiente es a través de diferentes unidades motoras, un grupo de músculos y un nervio motor en la columna vertebral, que trabajan juntos para crear una contracción muscular suave. Cuando te ejercitas cuando estás cansado, desnutrido o haciendo un esfuerzo por encima de tu nivel de capacidad, algunas de las unidades motoras simplemente dejan de funcionar y provocan temblores, como explica el doctor Loren G. Martin, profesor de fisiología de la Universidad Estatal de Oklahoma, citado por LiveStrong.
Por eso solemos tener temblores en o después de una clase de barre o pilates. En contra de la creencia popular, nuestros músculos no tiemblan durante estos ejercicios porque no los hayamos utilizado, sino porque los estamos aislando más que en otras formas de ejercicio, y por tanto se fatigan más rápidamente.
Estar entrenando con el estómago vacío también podría ser el culpable. Si tu cuerpo no tiene suficientes nutrientes para alimentar tus músculos, tu nivel de glucosa, o azúcar en sangre, se agotará. Esta condición se conoce como hipoglucemia, y puede provocar temblores musculares.
«Este es el mismo concepto que la disponibilidad de la glucosa en sangre y en los músculos», explica Lauren Kanski, entrenadora personal certificada por la NASM con sede en Nueva York, según cita Mind Body Green. «Hacer ejercicio alimentado o en ayunas puede suponer una gran diferencia en el agotamiento del glucógeno. Con respecto a la fatiga muscular, algunas fibras musculares se cansan más rápido que otras, lo que provoca contracciones irregulares, o temblores»
Cuando los músculos finalmente descansan, los temblores deberían cesar.
Así que, aunque los temblores pueden parecer desagradables, en realidad pueden ser una señal de un entrenamiento exitoso y pueden indicar que nos estamos fortaleciendo. Kanski señala que la idea detrás del entrenamiento de fuerza es dañar nuestro tejido para que el cuerpo pueda regenerar tejido nuevo, más fuerte y más duradero. Esa es la razón por la que nuestro cuerpo se resiente.
Si desea detener el temblor muscular, la forma más fácil sería bajar la intensidad de su entrenamiento hasta que sea capaz de fortalecer sus músculos a un nivel superior. Otra opción sería considerar la posibilidad de bajar el número de repeticiones que realiza por serie, o aumentar el tiempo entre sus series.
Comer una comida nutritiva al menos una hora antes de tu entrenamiento también puede ayudar a prevenir los temblores musculares. En particular, los tentempiés ricos en carbohidratos o azúcares naturales, como la mantequilla de cacahuete o un vaso de zumo de naranja, pueden aliviar los temblores musculares por hipoglucemia.
Otros factores que pueden contribuir a los temblores después del ejercicio incluyen el consumo de cantidades excesivas de alcohol, la abstinencia de alcohol, el consumo de cafeína u otros medicamentos. Los individuos que experimentan estrés y ansiedad también pueden verlo manifestado en su cuerpo a través de temblores. En casos raros, un trastorno médico que afecta a los nervios, como la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson, puede estar detrás de los temblores musculares.