¿Por qué el océano a veces se ve azul oscuro, a veces azul claro, otras veces más bien de color verde o marrón? Para responder a esta pregunta, primero tenemos que entender por qué el agua suele tener un aspecto azul en primer lugar.
El agua no es intrínsecamente azul; nuestros ojos y nuestro cerebro interpretan que el agua es azul porque las moléculas de agua absorben los rojos, los verdes, los naranjas y los amarillos, dejando sólo los azules y los violetas de longitud de onda más corta sin absorber para que nuestros ojos los vean. Este efecto se intensifica en el océano, porque hay una gran concentración de moléculas de agua que reflejan las longitudes de onda azules hacia nosotros.
Pero, ¿por qué el océano parece ser azul oscuro en algunos lugares, turquesa en otros, y a veces (puaj) más bien de color marrón?
Antes de investigar este tema, pensaba que era simplemente una cuestión de la profundidad del agua donde estaba mirando: cuanto más oscuro es el azul, más profunda es el agua. Resulta que no estaba del todo equivocado, pero hay mucho más que eso.
En aguas muy profundas, casi todos los rayos del sol son absorbidos por el agua misma debido a la falta de sedimentos y a la menor cantidad de materia orgánica (como algas y medusas), y por eso el azul parece más oscuro.
En cambio, en las aguas poco profundas, las partículas flotantes como la arena, el limo, las algas y los corales absorben las longitudes de onda de la luz de forma diferente al agua, lo que puede cambiar el color del agua que vemos.
Por ejemplo, en las regiones con altas concentraciones de fitoplancton (que tienen clorofila que absorbe la luz roja y azul y refleja la verde), el océano aparecerá en tonos que van desde el azul-verde hasta el verde, dependiendo del tipo y la densidad de la población de fitoplancton allí. Básicamente, dice la NASA, «cuanto más fitoplancton hay en el agua, más verde es…. cuanto menos fitoplancton, más azul».
¿Y qué hay del agua que parece tener distintos tonos de marrón? El agua más turbia suele deberse a una de estas dos causas: la primera es el afloramiento, en el que las aguas superficiales más cálidas del océano se desplazan hacia el mar y son sustituidas por aguas más profundas, frías y ricas en sedimentos. La palabra clave aquí es sedimento, es decir, el agua en estos casos tiene mucha arena flotante y limo agitado por las olas, lo que la hace parecer sucia. También puede tratarse de una simple cuestión de una mayor concentración de organismos vivos, que reflejan la luz de forma diferente y, por tanto, pueden hacer que el agua parezca turbia. En cualquiera de estos casos, el agua no está realmente sucia, simplemente tiene más cosas bajo la superficie.