Cuando la temperatura de tu cuerpo se eleva debido a una infección, se llama fiebre. La fiebre está causada por unas sustancias químicas llamadas pirógenos que circulan por el torrente sanguíneo. Los pirógenos se dirigen al hipotálamo en el cerebro, que se encarga de regular la temperatura corporal. Cuando los pirógenos se unen a ciertos receptores en el hipotálamo, la temperatura corporal aumenta.
Un pirógeno común se llama Interleucina-1 (IL-1). La IL-1 es producida por unos glóbulos blancos llamados macrófagos cuando entran en contacto con ciertas bacterias y virus. La IL-1 tiene múltiples propósitos, uno de los cuales es indicar a otros glóbulos blancos, llamados células T auxiliares, que entren en acción.
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Se cree que uno de los propósitos de la fiebre es elevar la temperatura del cuerpo lo suficiente como para eliminar ciertas bacterias y virus sensibles a los cambios de temperatura. Por lo tanto, un debate interesante en este momento es: «¿Hay que bajar la fiebre?». La aspirina, por ejemplo, reduce la fiebre; pero si la fiebre está realmente ayudando a eliminar la infección del cuerpo, entonces bajarla podría no ser una buena idea. Por otro lado, la gente a veces muere por la fiebre. Ahora mismo el consenso médico general se sitúa en el lado de «reducir la fiebre».
Publicado originalmente: 1 de abril de 2000