¿Se puede revertir el calentamiento global?
Se está calentando ahí fuera, y no es un problema fácil de resolver…
Por Sarah Jensen
«Hay pruebas claras de que la temperatura media global está aumentando de forma constante», dice Mike Szulczewski, investigador del Grupo de Investigación Juanes del MIT. «El verdadero riesgo del calentamiento global es que se acelere tanto que no podamos responder con la suficiente rapidez». Tanto si el cambio climático actual forma parte de un ciclo natural como si es generado por el ser humano, el temor es que, si no se controla, la tendencia podría tener graves consecuencias: interrupción de los ciclos de las plantas, inundación de las ciudades costeras al cambiar el nivel del mar, ruptura de los sistemas geopolíticos en todo el mundo.
Lo que también está claro es el aumento del nivel de dióxido de carbono en la atmósfera terrestre desde el inicio de la Revolución Industrial. «Antes de finales del siglo XVIII, la concentración de CO2 en la atmósfera era de unas 280 partes por millón», explica Szulczewski. «Actualmente, es de aproximadamente 390 partes por millón». El CO2, subproducto de la quema de combustibles fósiles, es un gas de efecto invernadero que absorbe y emite radiación infrarroja. Su acumulación en la atmósfera a lo largo del tiempo supone un aumento constante de la temperatura media de la superficie terrestre.
«El problema es tan grande que no hay una bala de plata tecnológica para arreglar las cosas», dice Szulczewski. Dado el alcance geográfico, meteorológico y político de la situación, los estudios se han centrado no en revertir el calentamiento global, sino en mitigarlo estabilizando la concentración de CO2 en la atmósfera. «Para ello», dice Szulczewski, «debemos reducir nuestro uso de la energía, aumentar la eficiencia de la energía que utilizamos y buscar soluciones como la captura y el almacenamiento de carbono»
Szulczewski y su equipo de investigación están investigando actualmente la seguridad y la viabilidad de capturar las emisiones de CO2 de las centrales eléctricas y almacenarlas a gran profundidad. «Esta es una de las únicas opciones que nos permitiría seguir utilizando combustibles fósiles», dice Szulczewski.
Todo, desde la fabricación de tostadoras hasta la generación de la electricidad para hacerlas funcionar, tiene su origen en las centrales eléctricas. Sólo en Estados Unidos, el CO2 emitido por las centrales eléctricas que queman combustibles fósiles suma unos 6 billones de kilogramos de CO2 al año, es decir, unos 12 billones de libras. Si Estados Unidos quisiera hacer mella en esas emisiones inyectando una sexta parte de ellas, el país tendría que inyectar cada día unos 1.000 millones de galones o 40 millones de barriles de CO2. Esta cifra es desalentadora, teniendo en cuenta que Estados Unidos nunca ha extraído más de unos 10 millones de barriles de crudo al día en toda su historia. Incluso si lográramos enterrar lo suficiente, dice Szulczewski, el efecto probablemente no sería perceptible durante décadas. Devolver la atmósfera a un estado anterior a la Revolución Industrial podría llevar aún más tiempo.
El mayor obstáculo de todos es la tendencia de los humanos a pensar en ciclos de cuatro años, dice, citando a Rubén Juanes, profesor asociado del MIT ARCO en Estudios de Energía. «Tenemos un buen comienzo en cuanto a soluciones tecnológicas», dice Szulczewski, «pero ¿tenemos la voluntad política y social de pensar fuera del ciclo de cuatro años y hacer algo a muy, muy largo plazo? No parece probable, al menos en un futuro próximo, que la gente vaya a cambiar sus hábitos y dejar de usar combustibles fósiles.»
Gracias a José Luis Segura B., de 18 años, de San José, Costa Rica, por enviar estas preguntas.
Colocado: 24 de abril de 2012
- Por favor, no te preocupes, no te preocupes.