La mayor colección de momias y artefactos egipcios de la Costa Oeste está escondida en una zona residencial de San José, al otro lado de la calle de la escuela secundaria Hoover. Fundada por la Orden Rosacruz durante el apogeo de la egiptomanía, la colección se reunió entre 1915 y 1927, y el museo se estableció en 1928. En 1966 se diseñó un nuevo edificio de inspiración egipcia para albergar la colección.
Situado junto a la sede de la Orden y su Parque de la Paz de temática egipcia, el Museo Egipcio Rosacruz también alberga un planetario y una biblioteca de investigación. El museo en sí está concebido como un museo didáctico, con información sobre la historia y la religión egipcias colocada junto a las exposiciones.
La mayoría de los artefactos expuestos proceden de las excavaciones respaldadas financieramente por la Orden en Tell el Amara en 1921, así como de un «gran viaje» por Egipto en 1939, que también se denominó «extravagancia de compras». El museo alberga 4.000 artefactos, varias reproducciones de colecciones de otros lugares, y cuatro momias humanas bajo cristal, por no hablar de las momias de gatos, tiburones y babuinos.
La Orden Rosacruz se remonta a principios del siglo XVII, cuando aparecieron sus primeros manifiestos en Alemania. Estos manifiestos afirmaban que sus orígenes se remontaban al año 1300, con el apoyo de elaboradas historias de viajes por las tierras sagradas y la recopilación de conocimientos esotéricos de místicos lejanos. Las creencias de la Orden se centran en una complicada filosofía que combina elementos de la alquimia, el pensamiento cabalístico, la teosofía y el ocultismo, y la mayoría de los grupos existentes de la Orden se originaron en la década de 1800 y principios de 1900.
Los vínculos entre los rosacruces y el antiguo Egipto se remontan al mito de origen de la Orden. Según su literatura, la Orden «tiene sus raíces en las tradiciones de misterio, la filosofía y los mitos del antiguo Egipto, que se remontan aproximadamente al año 1500 a.C. En la antigüedad, la palabra ‘misterio’ se refería a una gnosis especial, una sabiduría secreta».