Puede que haya escuchado advertencias sobre embolias o que haya conocido a amigos o familiares que hayan sufrido una embolia, sólo para preguntarse: ¿qué es exactamente una embolia y puedo evitar que me ocurra a mí?
Según la Alianza Nacional de Coágulos de Sangre, las estadísticas indican que hay aproximadamente 900.000 casos cada año y que, de media, 274 personas mueren cada día por coágulos de sangre. De estos casos, el 70% están relacionados con un factor de riesgo conocido. Es importante aprender sobre la embolia porque puede ocurrirle a cualquiera, pero en muchos casos, es prevenible o tratable si se detecta a tiempo.
1. La embolia, explicada:
Una embolia es un término médico que se utiliza para describir una condición en la que algo está bloqueando el flujo de sangre a un vaso del cuerpo. Esta obstrucción está causada por un coágulo de sangre o un trozo de placa que actúa como un coágulo, llamado «émbolo» (o «émbolo» si hay más de uno). El émbolo se forma en una parte del cuerpo, circula y, a continuación, bloquea el flujo sanguíneo en otra parte del cuerpo.
Una embolia se diferencia de la trombosis en que la trombosis está causada por un coágulo que se forma en una zona del cuerpo y permanece allí, sin ser transportado por todo el torrente sanguíneo.
Hay muchos tipos diferentes de embolia, pero en general, una embolia en una arteria del corazón puede causar un infarto (coronaria), y una embolia en una arteria del cerebro (cerebral) puede causar un accidente cerebrovascular. El tipo más común es la embolia pulmonar, que bloquea una arteria que va a los pulmones
2. Conozca su riesgo:
La causa principal de la mayoría de las embolias pulmonares es la trombosis venosa profunda (TVP), una enfermedad en la que las venas de las piernas desarrollan coágulos. Cuando estos coágulos se desprenden y viajan por el torrente sanguíneo hasta el pulmón, pueden bloquear el flujo sanguíneo y el oxígeno, causando potencialmente un daño permanente o incluso la muerte.
Es más probable que se produzca una embolia en personas que han permanecido en una misma posición durante mucho tiempo, como durante un viaje largo en avión o en coche, o en aquellas que están en reposo tras una enfermedad o una operación.
Otros factores de riesgo son:
- Fumar
- Enfermedades del corazón
- Presión arterial alta
- Aterosclerosis (acumulación de placa grasa en los vasos sanguíneos)
- Colesterol alto
- Fibrilación auricular, un tipo de ritmo cardíaco anormal
- Antecedentes familiares de coágulos sanguíneos
- El uso de terapia hormonal sustitutiva y métodos anticonceptivos que contienen estrógenos
- Condiciones que aumentan la coagulación de la sangre (como un recuento de plaquetas muy elevado)
- Estenosis mitral (especialmente peligrosa para el cerebro)
- Endocarditis (infección del interior del corazón)
- Hacer ejercicio regular
- Mantener un peso saludable
- No fumar
3. Reconocer los signos & síntomas
Una embolia puede ocurrir de forma repentina, y los síntomas pueden ser apenas perceptibles. Los síntomas de una embolia suelen aparecer en la zona afectada y pueden incluir: dolor, sensibilidad, entumecimiento, hormigueo, hinchazón, enrojecimiento, espasmos musculares/pinchazos o parálisis. Póngase en contacto con su médico de inmediato si experimenta alguno de estos síntomas.
Los signos de una embolia pulmonar pueden incluir: dificultad repentina para respirar; latidos rápidos del corazón; dolor en el pecho, que suele empeorar al respirar profundamente o toser; ansiedad; tos con sangre; o presión arterial muy baja, mareos o desmayos. Llame al 911 o busque tratamiento de emergencia inmediatamente si experimenta alguno de estos síntomas.
4. Prevención
El objetivo del tratamiento es romper los coágulos y ayudar a evitar que se formen otros, lo que normalmente se consigue mediante la medicación. Las mejores formas de reducir el riesgo de embolia son:
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