No hay excusas para el racismo.
El racismo adopta muchas formas y puede darse en muchos lugares. Incluye el prejuicio, la discriminación o el odio dirigido a alguien por su color, etnia u origen nacional.
La gente suele asociar el racismo con actos de abuso o acoso. Sin embargo, no tiene por qué implicar un comportamiento violento o intimidatorio. Por ejemplo, los insultos y las bromas racistas. O considere las situaciones en las que las personas pueden ser excluidas de grupos o actividades debido a su procedencia.
El racismo puede revelarse a través de las acciones de las personas, así como de sus actitudes. También puede reflejarse en los sistemas e instituciones. Pero a veces puede no revelarse en absoluto. No todo el racismo es evidente. Por ejemplo, alguien puede mirar una lista de solicitantes de empleo y decidir no entrevistar a personas con ciertos apellidos.
El racismo es más que palabras, creencias y acciones. Incluye todas las barreras que impiden a las personas disfrutar de la dignidad y la igualdad a causa de su raza.
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