La energía nunca dejará de ser una preocupación para los seres humanos, mientras nuestra especie planee seguir creciendo y expandiéndose. No faltan científicos e ingenieros que tratan de idear soluciones que puedan ayudarnos a evitar una escasez de energía catastrófica. Algunas de estas ideas parecen bastante factibles, como el cambio a energías renovables como la eólica y la solar. Otras son increíblemente descabelladas y probablemente imposibles, como la fusión fría. Y luego hay algunas ideas que son francamente descabelladas, pero que, de ser ciertas, podrían cambiar esencialmente todo lo que conocemos y amamos de la civilización humana.
La energía de punto cero, también conocida como energía de estado básico, podría ser el mayor regalo que el mundo cuántico pueda darnos. Es un subproducto del hecho de que las partículas subatómicas no se comportan realmente como partículas individuales, sino como ondas que revolotean constantemente entre diferentes estados de energía. Esto significa que incluso el vacío aparente del espacio es en realidad un mar agitado de partículas virtuales que fluctúan dentro y fuera de la existencia, y todas esas fluctuaciones requieren energía.
Si hay tanta energía en esas fluctuaciones como creen algunos físicos -aunque definitivamente no todos-, y si alguna vez pudiéramos aprender a aprovechar este fenómeno, obtendríamos acceso a una fuente de energía sin precedentes. La energía de punto cero podría alimentar el planeta con la fuerza de múltiples soles, facilitando que resolviéramos los problemas energéticos de la Tierra para siempre o que viajáramos más allá del sistema solar y ocupáramos nuestro lugar entre las estrellas.
Sin embargo, sólo podemos adivinar cuánta energía contiene realmente el vacío, con físicos legendarios en feroz desacuerdo sobre este punto. Richard Feynman y John Wheeler calcularon que la radiación de punto cero del vacío era tan poderosa que incluso una pequeña taza de ella sería suficiente para hacer hervir todos los océanos de la Tierra. Pero la teoría de la relatividad general de Albert Einstein sugiere que la radiación de punto cero «gravitaría», es decir, se extendería por todo el universo y se mitigaría hasta alcanzar una potencia débil.
En pocas palabras, no sabemos lo suficiente sobre el universo como para averiguar si la energía de punto cero -la energía del vacío- es realmente una fuente bombástica de potencia asombrosa.
Supongamos que la energía del vacío es real y espectacular, y que tal vez algún día podamos aprender a aprovecharla para obtener energía. ¿Qué aspecto tendría y qué podríamos hacer con ella?
Quizás la aplicación más clara sería un vuelo espacial superrápido, del tipo que podría llevarnos a través del sistema solar en apenas horas o minutos. Los científicos de la NASA han estudiado el desarrollo de baterías y motores que, en teoría, podrían producir una cantidad ingente de energía aprovechando un sistema de energía de punto cero basado en una noción de la mecánica cuántica llamada efecto Casimir. Este efecto es pequeño, pero si hay una manera de observar e intervenir con estas fuerzas a muy pequeña escala, podrían funcionar como una fuente potencial de energía para permitir que las naves espaciales se muevan por el espacio.
Ha habido muchos grupos diferentes que lanzaron diferentes ideas, pero quizás los hallazgos más razonables han salido de los Laboratorios Eagleworks de la NASA, que afirman haber probado con éxito un propulsor de plasma de vacío cuántico. Este «propulsor Q», tal y como se describe en un estudio que pasó la revisión por pares el año pasado, aprovecha el efecto Casimir para crear propulsión. En este dispositivo, el empuje se crea utilizando partículas que empujan el vacío. Sin embargo, no está del todo claro si esto podría funcionar en un entorno real y aplicable, y los autores del artículo tampoco pueden descartar la preocupación por los errores experimentales. Se necesitarían muchas más pruebas y rondas de validación para ilustrar realmente que un propulsor Q es viable.
Es un poco extraño pensar que, siglos después de que se desacreditara la idea de un «éter» que impregnaba el mundo, la física haya llegado a decir que tal vez haya una energía universal atrapada en el espacio vacío por todas partes. Sería una cosa muy grande encontrarnos agarrados a ese vacío por una cantidad de energía no anunciada.