Anteriormente vimos lo que sucede cuando las personas están en conflicto, en ¡Nunca me escuchas! Mi experiencia como mediador me dice que suelen pensar y expresarse en términos de lo que es bueno, lo que es malo, lo que es correcto y lo que es incorrecto. Una de las cosas que me gustan de la Comunicación No Violenta (CNV) es la claridad que me da de que este tipo de pensamiento en realidad alimenta el conflicto y aumenta la probabilidad de violencia.
El poeta sufí Rumi no inventó la Comunicación No Violenta (nació en el Afganistán del siglo XIII y Marshall Rosenberg, el creador de la CNV nació en la América del siglo XX), sin embargo, parece haber estado profundamente en contacto con este aspecto de la misma. En un poema que suelo utilizar para empezar mis talleres, «Un gran vagón», escribe:
Más allá de las ideas de lo que está mal y lo que está bien,
Hay un campo. Nos encontraremos allí.
Según entiendo, Rumi está diciendo que nos conectamos con los demás en el espacio que se abre cuando dejamos de lado nuestras ideas de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto.
Mi compañera Christa y yo salimos a pasear bajo el brillante sol esta primavera cerca de su pueblo en Alemania. Ella también es formadora de CNV, y este es uno de sus poemas favoritos, así que le pregunté qué significaba para ella. Me dijo que cuando se siente segura y conectada consigo misma, no necesita utilizar las etiquetas de lo correcto y lo incorrecto. Y cuando está conectada consigo misma, también lo está con las personas que la rodean. Terminó diciendo que es importante para ella conocer los pasos para llegar allí – el lugar donde se siente segura y conectada.
Aquí está mi sugerencia para los pasos:
- Preguntarme qué estoy pensando sobre una persona o situación en particular.
- Traducir los pensamientos de mi cabeza en lo que está vivo en mi corazón preguntando ‘¿Qué estoy sintiendo y necesitando en este momento?’
- Cuando escucho a la otra persona, en lugar de escuchar sus pensamientos, preguntarme ‘¿Qué hay en su corazón? ¿Qué están sintiendo y necesitando en este momento?’
Mi predicción es que si todo el mundo hiciera esto, llevaría a una reducción de la violencia en el mundo. Y mientras tanto, Marshall Rosenberg dice: Si quieres vivir mucho tiempo y tener una vida feliz, ¡no escuches los pensamientos de los demás!
Así que empezaré con un ejemplo de uno de mis pensamientos de un incidente en el aeropuerto la semana pasada: «Está mal que esa pareja con el bebé en el cochecito empuje delante de mí en la cola de facturación»
En segundo lugar, ¿cómo me conecto con mis sentimientos y necesidades? Qué estoy sintiendo cuando tengo este pensamiento en mi cabeza? Pues me estoy sintiendo sorprendido y dolido. Y ¿qué estoy necesitando en este momento? Supongo que necesito consideración y justicia, y me mantengo en contacto con estas necesidades.
En tercer lugar, en lugar de escuchar sus pensamientos: que no es de mi incumbencia y que además estuvieron esperando veinte minutos en la cola antes de tener que ir al baño, me pregunto: ¿Qué hay en sus corazones? ¿Qué sienten y necesitan en este momento? Y supongo que están tensos y cansados y que también necesitan consideración y justicia. Es en este nivel del corazón donde conectamos con los demás. No necesito estar de acuerdo con la forma en que han manejado la situación: Me hubiera gustado que me dijeran algo antes de ponerse delante de mí.
Así que estos son los pasos que sugiero para llegar al lugar en el que me siento seguro y conectado conmigo mismo y con la gente que me rodea. Rumi dirigió sus poemas a su maestro Shams de Tabriz, como un amante. Termina el poema:
Cuando el alma se acuesta en esa hierba,
El mundo está demasiado lleno para hablar de él.
Las ideas, el lenguaje, incluso la frase de cada uno
No tiene ningún sentido.
Es este tipo de conexión del corazón, más allá del bien y del mal, incluso más allá de las palabras, donde estamos conectados de tal manera que apenas tiene sentido hablar de nosotros como seres separados, lo que quiero en mi vida!
Los versos anteriores están citados del poema «Un gran vagón», Rumi: Selected Poems, traducido por Coleman Barks, con John Moynce, A. J. Arberry, Reynold Nicholson (Penguin, 2004).
En el próximo artículo, Este ser humano, veremos otro poema de Rumi, La casa de huéspedes.