Max Planck
1858 – 1947
A Max Planck le dijeron que no había nada nuevo que descubrir en física. Estaba a punto de embarcarse en una carrera de física que pondría esa idea de cabeza.
Cuando era un joven estudiante, Planck había demostrado ser muy prometedor en el campo de la música, pero un notable profesor de matemáticas hizo que su interés se dirigiera hacia la ciencia. Tras obtener sus títulos en las universidades de Berlín y Múnich, se centró en la termodinámica (el estudio del calor y la energía). Se interesó especialmente por la naturaleza de la radiación de los materiales calientes. En 1901 elaboró una teoría que describía a la perfección las pruebas experimentales, pero parte de ella era una idea radicalmente nueva: la energía no fluía en un continuo constante, sino que se entregaba en paquetes discretos que Planck denominó posteriormente cuantos. Eso explicaba por qué, por ejemplo, un atizador de hierro caliente brilla claramente en rojo y en blanco. Planck, un hombre conservador, no trataba de revolucionar la física en absoluto, sino de explicar el fenómeno concreto que estaba estudiando. Había intentado conciliar los hechos con la física clásica, pero no había funcionado. De hecho, cuando la gente se refiere a la «física clásica» hoy en día, quiere decir «antes de Planck». No llegó a apreciar del todo la revolución que había iniciado, pero en los años siguientes, científicos como Albert Einstein, Niels Bohr y Werner Heisenberg dieron forma a la física moderna aplicando su nueva idea, elegantemente sencilla y catalizadora.
Planck fue un físico de gran éxito, recibiendo el Premio Nobel en 1919, pero su vida personal estuvo marcada por la tragedia. Él y su primera esposa, Marie Merck, tuvieron dos hijos y dos hijas gemelas; Marie murió tras 23 años de matrimonio. Se volvió a casar y tuvo un hijo más. El hijo mayor de Planck fue asesinado durante la Primera Guerra Mundial y sus dos hijas murieron al dar a luz. En 1944 su segundo hijo fue ejecutado por participar en un complot para asesinar a Hitler. El propio Planck se opuso abiertamente a las persecuciones nazis e intervino en favor de los científicos judíos. Elogió a Einstein en contradicción con los nazis, que denunciaban a Einstein y su obra. Incluso se reunió con Hitler para intentar frenar las acciones contra los científicos judíos, pero el canciller se lanzó a una diatriba contra los judíos en general y no le hizo caso. Planck, que era presidente del Instituto Kaiser Wilhelm desde 1930, dimitió de su cargo en 1937 en señal de protesta. Después de la guerra, el centro de investigación pasó a llamarse Instituto Max Planck y él fue nombrado su director.
«Una nueva verdad científica no triunfa por convencer a sus oponentes y hacerles ver la luz, sino porque sus oponentes acaban muriendo, y crece una nueva generación que se familiariza con ella»
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