Pocas cosas en la vida dan más miedo que la idea de perder a un ser querido. En algún nivel, la mayoría de nosotros nos damos cuenta de que todo llega a su fin. Por lo general, hacemos todo lo posible para no pensar en ello.
Pero algunas cosas pueden traerlo al frente de nuestras mentes-por ejemplo, cuando alguien que amamos se enferma. O durante una crisis importante como un desastre natural… o una pandemia mundial. A veces está en nuestra mente simplemente porque hemos perdido a alguien antes. Cuando nos sentimos deprimidos o ansiosos, nuestra mente puede fijarse en pensamientos negativos como éste.
El miedo y la ansiedad suelen provenir de la incertidumbre. Hay cosas que nunca podemos saber con certeza: ¿Qué pasará con mis seres queridos y cuándo? Qué me ocurrirá si los pierdo? No podemos ver el futuro. Pero hay cosas que podemos hacer para gestionar nuestro miedo y ansiedad al respecto.
Entiende que no estás solo
Es totalmente normal tener miedo a perder a alguien. El miedo a la pérdida es algo que todo el mundo ha experimentado en un momento u otro.
Y si lo peor ocurre y pierdes a alguien, puedes superarlo. Los humanos somos increíblemente resistentes. Nos recuperamos. La gente ha estado sufriendo el dolor y la pérdida -y superándolo- desde que existimos.
Encontrar a alguien con quien puedas hablar de tus miedos puede suponer una gran diferencia. Si no tiene un amigo o familiar de confianza, intente encontrar un grupo de apoyo en línea o hablar con un terapeuta.
Centrarse en lo que puede controlar
Una forma de afrontar el miedo es pensar si hay algo que pueda hacer razonablemente para controlar la situación. Si lo hay, hazlo. Si no lo hay, intenta dejarlo pasar. Una vez que hayas hecho todo lo que puedas, preocuparte más por ello no servirá de nada, sólo te agotará.
La pandemia de coronavirus es un buen ejemplo. Si te preocupa que un ser querido enferme, ¿qué puedes hacer razonablemente? Puedes llevar una mascarilla para evitar el contagio del virus. Puede evitar viajar, excepto cuando sea necesario. Puedes animar a tus seres queridos a hacer lo mismo.
Lo que no puedes hacer es controlar el comportamiento de otras personas. No puede obligar a otras personas a llevar una mascarilla, pero puede evitar pasar tiempo cerca de personas que no tienen cuidado.
Hay ciertas cosas que nos dan la ilusión de control. Lavarse las manos después de tocar cosas en público es una buena manera de prevenir la propagación de la enfermedad, pero lavarse las manos 10 veces más a menudo no le hará estar 10 veces más seguro. Preocuparse y obsesionarse con el virus tampoco servirá de nada.
Puedes probar a llevar un diario para determinar qué puedes y qué no puedes controlar: Escriba lo que teme que pueda ocurrir. Luego, haga una lista de todas las cosas que puede y no puede controlar sobre la situación. Dejar ir lo que no puedes controlar es más fácil de decir que de hacer, pero puedes aprender a hacerlo practicando.
Dar sentido al miedo y a la pérdida
Nuestras emociones nos ayudan a dar sentido al mundo que nos rodea. Incluso las emociones dolorosas, como el miedo y la pena, tienen un propósito importante.
El miedo puede motivarnos a hacer lo que podamos para mantenernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos a salvo. Pensar en futuras pérdidas puede ayudarnos a apreciar lo que aún tenemos.
Muchas personas son capaces de encontrar consuelo en sus sistemas de creencias. Algunas personas creen que nuestros seres queridos siguen vivos después de la muerte, y que los volveremos a ver. Otros creen que un trozo de ellos vive dentro de nosotros. Para algunas personas, esta vida es la única que tenemos, y eso es lo que la hace hermosa y valiosa. Si no estás seguro de lo que crees, tampoco pasa nada: aprender a vivir con la incertidumbre puede ser bueno para tu salud mental.