Una vista del Canal de Panamá de perfil, mostrando la colocación de las esclusas.
Un canal era inevitable. Un viaje en barco de Nueva York a San Francisco obligaba a una tripulación sin suerte a navegar alrededor de la punta de Sudamérica, un viaje de unas 12.000 millas. El nuevo imperio podría requerir un rápido desplazamiento del Atlántico al Pacífico por parte de una escuadra naval. Teddy Roosevelt decidió que había llegado el momento de actuar. El canal sería su legado, y no se detendría ante nada para conseguirlo.
Primeros obstáculos
Había muchos obstáculos para tal proyecto. El primero fue Gran Bretaña. Ante el temor de que cualquiera de los dos bandos construyera un canal istmeño y lo utilizara en beneficio nacional, Estados Unidos y Gran Bretaña acordaron en el Tratado Clayton-Bulwer de 1850 que ninguno de los dos bandos construiría dicho canal. Medio siglo después, el ahora dominante Estados Unidos quería anular este acuerdo. Gran Bretaña, nerviosa por su Guerra de los Bóers en Sudáfrica y por una Europa cada vez más nublada, buscó hacer un amigo en Estados Unidos. El Tratado Hay-Pauncefote permitía a Estados Unidos construir y fortificar un canal centroamericano, siempre y cuando los estadounidenses prometieran cobrar las mismas tarifas a todas las naciones. Un obstáculo estaba claro.
La elección de Panamá
La siguiente cuestión era dónde construir. Ferdinand de Lessups, el mismo ingeniero que diseñó el Canal de Suez, había organizado un intento francés en Panamá en la década de 1870. Las enfermedades y los problemas financieros dejaron un canal parcialmente construido. Aunque tenía sentido que Estados Unidos comprara los derechos para completar el esfuerzo, Panamá planteaba otros problemas. A pesar de ser el país más estrecho de la región, Panamá era muy montañoso, y se necesitaba una compleja serie de esclusas para mover los barcos a través del istmo. Nicaragua era otra posibilidad. El canal estaría situado más cerca de Estados Unidos. El terreno era más llano y, a pesar de la anchura de Nicaragua, había numerosos lagos que podían conectarse. La actividad volcánica en Nicaragua llevó a Estados Unidos a intentar comprar el territorio en Panamá.
Pero Panamá no era un estado independiente. Para obtener los derechos del territorio, Estados Unidos tuvo que negociar con Colombia. El Tratado Hay-Herran de 1903 permitía a Estados Unidos arrendar una franja de tierra de seis millas de ancho con una cuota anual. El tratado fue aprobado por el Senado de Estados Unidos, pero el Senado colombiano exigió más dinero. Roosevelt estaba furioso. Decidido a construir su canal, Roosevelt envió una cañonera estadounidense a las costas de Colombia. Al mismo tiempo, un grupo de «revolucionarios» declaró la independencia en Panamá. Los colombianos se vieron impotentes para detener el levantamiento. Estados Unidos se convirtió en la primera nación del mundo en reconocer al nuevo gobierno de Panamá. En pocas semanas, el Tratado Hay-Bunau-Varilla otorgó una franja de 10 millas de tierra a los Estados Unidos, y el último obstáculo fue superado.
Construcción del Canal
O al menos eso parecía. La construcción del canal fue extremadamente difícil. El mundo nunca había conocido una hazaña de ingeniería semejante. A partir de 1907, los civiles norteamericanos se abrieron paso a través de toneladas de piedra de montaña. Gracias al trabajo de Walter Reed y William Gorgas, las amenazas de la fiebre amarilla y la malaria disminuyeron considerablemente. Cuando Theodore Roosevelt visitó la zona de la explosión, se convirtió en el primer presidente estadounidense en ejercicio que viajaba fuera del país. Finalmente, la hazaña estaba hecha. En 1914, con un coste de 345 millones de dólares, el Canal de Panamá estaba abierto al público.