Incluso cuando era un niño que crecía en Medford, Massachusetts, una ciudad suburbana cerca de Boston, justo en el límite del cosmopolitismo, Michael Bloomberg quería ser un hombre que mandara.
«Quería ser el jefe de cualquier cosa en la que estuviéramos trabajando», recordaba su difunta madre Charlotte a un biógrafo en 2009. «Quería dirigirlo todo».
A sus 78 años, el señor Bloomberg ha sido el jefe de muchas cosas: el director ejecutivo de una empresa de datos financieros, el alcalde de la ciudad más poblada de Estados Unidos, el jefe de un grupo nacional de control de armas, el fundador de un servicio de noticias que lleva su nombre.
Las especulaciones sobre si el multimillonario tecnócrata se presentaría algún día como candidato a la presidencia de Estados Unidos habían sido frecuentes desde su entrada en la política en 2001, cuando ganó la alcaldía de Nueva York como republicano.
Después de llevar a cabo políticas progresistas como filántropo en su etapa posterior a laalcalde, se presentó a las primarias demócratas de 2020 se presentó a las primarias demócratas de 2020 y gastó casi 500 millones de dólares (390 millones de libras) de su propia fortuna en un esfuerzo por demostrar a los votantes que, como uno de los hombres más ricos del mundo, era el único candidato que podía vencer a Donald Trump.
Pero después de no ganar ni un solo estado, y de reunir sólo un puñado de delegados, abandonó la carrera y se volcó en el ex vicepresidente Joe Biden.
De raíces modestas a hombre adinerado
El señor Bloomberg nació en 1942 en el seno de una familia de clase media, hijo de un contable.
Después de estudiar ingeniería en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, consiguió su primer trabajo en Wall Street al terminar un MBA en Harvard en 1966.
Consiguió un puesto en Salomon Brothers, y en 1972 se convirtió en socio. Pero su relación con la empresa terminó abruptamente nueve años después, cuando Salomon Brothers fue comprada y el Sr. Bloomberg fue despedido.
Utilizó su participación en la venta de Salomon para fundar su propio negocio, que ahora es un imperio mundial de medios y datos financieros que lleva su nombre.
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Hoy en día Bloomberg LP tiene oficinas en todo el mundo. Es el principal proveedor mundial de datos financieros y ha convertido al señor Bloomberg en un hombre muy rico.
Con un patrimonio neto estimado de 64.000 millones de dólares (49.000 millones de libras), fue la novena persona más rica del mundo en 2019, según Forbes – y la sexta más rica de Estados Unidos.
La escala de un multimillonario. , ,, Fuente: Fuente: CBS News, Imagen: Mike Bloomberg
Pero siempre ha querido más y ha admitido ser un hombre que ansía la admiración.
«La adulación es genial», se le citó una vez.
Un giro hacia la política
Aunque nunca fue considerado un candidato carismático, el señor Bloomberg nunca perdió unas elecciones antes de su humillación en 2020.
En su primera carrera para convertirse en alcalde en 2001, cambió de partido, de demócrata a republicano, se aseguró el respaldo de Rudy Giuliani, su predecesor y ahora abogado del presidente Trump, y gastó decenas de millones de dólares para ganar.
Subió los impuestos y recortó los gastos -nunca ganadores de votos- y se ganó la reputación de aguafiestas tecnócrata.
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En su primer mandato, prohibió fumar en los bares, se peleó con los sindicatos del transporte y lanzó una cruzada contra los vendedores ambulantes. Los periódicos sensacionalistas empezaron a referirse al alcalde como «Gloomberg».
Pero la mejora de la economía, los mejores resultados escolares y el descenso de la tasa de criminalidad bajo su alcaldía le valieron un segundo mandato en 2005 con un margen de victoria del 20%, el más alto para cualquier republicano en Nueva York.
Dejó el partido a mitad de su segundo mandato, presentándose y ganando un tercero como independiente. «En Dios confiamos. Todos los demás, traed datos», era uno de los lemas favoritos de Bloomberg: el centrismo, el empirismo y el pragmatismo eran su marca política, independientemente de su partido.
¿De nuevo demócrata?
Como alcalde, los electores lo describieron como «frío» y «empresarial», pero eficaz. Cuando dejó el cargo en 2013, sus 12 años en la alcaldía fueron vistos como un éxito por los neoyorquinos, y sus posteriores actividades filantrópicas -incluyendo su mayor proyecto, el respaldo a la legislación de control de armas en todo Estados Unidos- lo colocaron sólidamente en el campo demócrata una vez más.
En 2018, gastó 41 millones de dólares en respaldar a los candidatos demócratas que se presentaban a la Cámara de Representantes de Estados Unidos. De los 24 que apoyó, ganaron 21, 15 de los cuales eran mujeres. En 2019, donó 3.900 millones de dólares a organizaciones benéficas que apoyan los principales temas de la izquierda, desde la energía verde hasta el acceso al aborto.
Pero la apuesta del Sr. Bloomberg por convertirse en el hombre que se enfrente al Sr. Trump en 2020 alcanzó un tono discordante con un partido que hizo de las demandas de igualdad de raza, género e ingresos una gran parte de su diagnóstico para los males de Estados Unidos.
Su historial, especialmente en materia de raza, se enfrentó a un feroz escrutinio. Una táctica policial de línea dura, la detención y cacheo, que fue ampliada por el Sr. Bloomberg en el transcurso de sus mandatos como alcalde, fue criticada como racista e ineficaz.
Los comentarios que el ex alcalde había hecho sobre las mujeres y las minorías resurgieron y se volvieron a utilizar como un garrote contra él.
A lo largo de su campaña, el Sr. Bloomberg se enfrentó a las acusaciones de que estaba tratando de comprar la Casa Blanca. Cuando abandonó la campaña en marzo, prometió gastar más millones de su propio dinero para derrotar a Trump y dar todo el apoyo financiero al eventual candidato demócrata.
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