La reanimación cardiopulmonar (RCP) es la aplicación manual de compresiones torácicas y ventilaciones a pacientes en parada cardíaca, realizada en un esfuerzo por mantener la viabilidad hasta que llegue la ayuda avanzada. Este procedimiento es un componente esencial del soporte vital básico (SVB), del soporte vital cardíaco básico (SVC) y del soporte vital cardíaco avanzado (SVCA).
Los pasos preliminares de la RCP, según la definición de la Asociación Americana del Corazón, son: (1) pedir ayuda; (2) establecer la falta de respuesta de la víctima dando golpecitos o sacudiéndola suavemente y gritándole; (3) colocar a la víctima en posición supina sobre una superficie dura; (4) dar dos respiraciones; y (5) comprobar el pulso. Estas acciones se inician lo más rápidamente posible; una acción rápida es esencial para el éxito de los resultados. En el momento en que la respiración y la acción del corazón se detienen, se produce la «muerte clínica». En un plazo de cuatro a seis minutos, las células del cerebro, que son las más sensibles a la falta de oxígeno, comienzan a deteriorarse. Si la respiración y la circulación no se restablecen en este periodo de tiempo, se producen daños cerebrales irreversibles y se produce la «muerte biológica».
Aunque la reanimación cardiopulmonar se recomienda encarecidamente como medida para salvar vidas, no está exenta de peligro; entre los riesgos específicos se encuentran la fractura de costillas, los daños en el hígado o el corazón y la perforación de los pulmones o los grandes vasos sanguíneos. Todos los profesionales sanitarios deberían recibir instrucción y practicar la RCP bajo la dirección de un instructor cualificado. También se debe animar al público en general a que aprenda RCP para utilizarla en situaciones de emergencia.
Una vez que se ha establecido que una persona necesita RCP, el reanimador comienza inmediatamente el «ABC» de la RCP: Vía aérea, respiración y circulación. Abrir la vía aérea y determinar por medio de la mirada, el sonido y el tacto es el primer paso para determinar si la persona podrá volver a respirar sin ayuda. Esto se consigue levantando la barbilla hacia arriba y hacia atrás y llevando la mandíbula hacia delante. Si no hay indicios de respiración espontánea, el reanimador corrige la obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño, cuando está indicado. Esto se hace mediante uno o más de los siguientes métodos: golpes en la espalda, empujes manuales en el pecho y barridos con los dedos. Una vez abierta la vía aérea, se inicia la respiración artificial mediante la respiración boca a boca (véase respiración artificial).
El tercer elemento de la RCP es la circulación, que comienza estableciendo la presencia o ausencia de pulso. Si no hay pulso, se inicia la compresión del tórax. Esta consiste en aplicaciones rítmicas de presión en la mitad inferior del esternón (NO en la apófisis xifoides, que puede lesionar el hígado). Para un adulto de tamaño normal, se utiliza una fuerza suficiente para deprimir el esternón unos 4 a 5 cm (1½ a 2 pulgadas). Esto eleva la presión intratorácica y produce la salida de sangre del corazón. Cuando se libera la presión, se permite que la sangre fluya hacia el corazón. Las compresiones deben mantenerse durante medio segundo; se deja el mismo tiempo para el periodo de relajación.
La compresión torácica siempre va acompañada de la respiración artificial. Ambas deben estar coordinadas para que haya una circulación regular e ininterrumpida de la sangre y una aireación de los pulmones.
La RCP es una habilidad psicomotriz y todos los proveedores de atención sanitaria deben mantener su certificación al día para ser competentes en este procedimiento en caso de emergencia. Las técnicas de RCP proporcionan soporte vital básico (SVB) en todos los casos de parada respiratoria y cardíaca. La American Heart Association y la National Academy of Sciences-National Research Council han desarrollado conjuntamente normas y directrices para la reanimación cardiopulmonar y la atención cardiaca de emergencia (ECC), incluyendo el BCLS y el ACLS. Se pueden obtener copias de estas normas en las delegaciones locales de la American Heart Association o en la American Heart Association, Distribution Department, 7272 Greenville Ave, Dallas, TX 75231-4596, teléfono (800) 553-6321.
Reanimación cardiopulmonar. Vía aérea: Se coloca una mano bajo el cuello para extenderlo. Con la otra mano se levanta la barbilla para que apunte hacia arriba. A veces esta maniobra despeja las vías respiratorias y es todo lo que se necesita para restablecer la respiración espontánea. Respiración: Se aprietan las fosas nasales y se mantiene la barbilla en posición para que la boca del reanimador pueda hacer un cierre hermético sobre la boca de la víctima. Circulación: La compresión del tórax con un empuje hacia abajo se alterna con la respiración. Si una persona realiza la reanimación cardiopulmonar, primero sopla en los pulmones de la víctima, aplica presión en el esternón 15 veces y luego continúa un ciclo de 2 respiraciones a 15 compresiones.