Es seguro decir que las jirafas son algunas de las criaturas más asombrosas del planeta, estos gigantes africanos son los mamíferos terrestres más altos del planeta, ¡algunos se elevan hasta unos increíbles 18 pies! Incluso si se apilan tres machos promedio (de 1,5 metros de altura) uno encima del otro, ¡seguirían siendo más bajos que algunas de las jirafas macho más altas!
Estos fascinantes mamíferos han evolucionado a lo largo de 15 millones de años, a partir de animales parecidos a los antílopes. Poco a poco, la selección natural favoreció a los antílopes con cuellos más largos, ya que tenían más posibilidades de alcanzar la vegetación nutritiva a mayor altura, en épocas de mayor competencia entre especies.
La especie de Jirafa que conocemos hoy apareció hace aproximadamente 1 millón de años. Puede que mires el cuello de una Jirafa y pienses que es una adaptación evolutiva asombrosa, estarías en lo cierto, ¡pero eso no es lo único fascinante de ellas!
1. La NASA se inspiró en las jirafas bebé
La falta de peso siempre ha sido un problema en el espacio exterior, los humanos no están muy bien adaptados a la falta de gravedad y esto hace estragos en el sistema circulatorio de los astronautas. Cuando los astronautas tienen una estancia prolongada en el espacio, las venas de sus piernas se debilitan, debido a que el sistema circulatorio de las piernas no tiene que trabajar tanto para bombear la sangre hacia el cuerpo. ¡Esto significa que las venas de los astronautas se vuelven perezosas y débiles, causando bastantes problemas cuando regresan a la Tierra!
La NASA evitó este problema estudiando a las jirafas bebé, ¡las jirafas bebé aprenden a ponerse de pie inmediatamente después de nacer, debido a que las venas de sus piernas se inflan rápidamente! La NASA tomó esta increíble adaptación natural y la aplicó para crear el Proceso de Presión Negativa para la parte inferior del cuerpo. Este dispositivo se sella alrededor de la cintura de los astronautas y aplica una presión de vacío, expandiendo rápidamente las venas de las piernas y haciendo que la sangre corra hacia las piernas y la zona pélvica. Cuando se aplica esta presión con regularidad, las venas de las piernas del astronauta se mantienen tan fuertes como en la Tierra.