La comprensión completa del papel del bulbo olfativo principal de los mamíferos en el procesamiento sensorial ha permanecido esquiva a pesar de muchos estudios detallados sobre su anatomía y fisiología. Varias líneas de evidencia recientes, consideradas en el contexto de los conocimientos anteriores, han proporcionado nuevos conocimientos sobre los mecanismos bulbares de la codificación olfativa. Las células de salida del bulbo olfativo reciben una entrada localizada del nervio olfativo y una entrada interneuronal a través de sinapsis dendrodendríticas en distintos conjuntos de dendritas. La disposición espacial de los contactos de las células granulares en las dendritas basales de las células de salida sugiere que pueden producirse interacciones inhibitorias laterales entre las células de salida vecinas. La entrada de los axones de las células receptoras olfativas al bulbo también tiene un orden espacial, pero no representa un mapa preciso de la superficie del receptor. Estudios recientes con anticuerpos y lectinas sugieren que diferentes grupos de axones de células receptoras químicamente similares se reúnen en ciertos glomérulos, incluso si los axones se originan en células que no son contiguas en la mucosa. Los estudios electrofisiológicos han comenzado a explorar la participación de circuitos espacialmente organizados en el procesamiento olfativo. El grado en que las células de salida vecinas responden de forma similar a la estimulación del olor, por ejemplo, depende de la distancia entre las células, y las más alejadas muestran respuestas complementarias. Además, una sola célula de salida puede mostrar dos o más patrones de respuesta temporal diferentes cuando se presentan distintos olores. Los registros intracelulares indican que estas respuestas están formadas por IPSPs. La estimulación eléctrica durante estos registros muestra que algunas células mitrales son excitadas por entradas nerviosas cercanas a sus penachos glomerulares, mientras que son inhibidas por entradas nerviosas a otras partes del bulbo. Por último, los registros de las células granulares y periglomerulares indican su potencial en la mediación de componentes de las respuestas olfativas de las células de salida. Estas consideraciones sugieren que el bulbo olfativo realiza un análisis basado en el espacio de la información procedente de las células receptoras. Aunque la organización espacial del bulbo olfativo probablemente no esté fielmente representada en las proyecciones a la corteza olfativa, las proyecciones bulbocorticales no son aleatorias. El hecho de que existan factores espaciales en cada uno de estos niveles del sistema olfativo debe ser considerado en el desarrollo de modelos de procesamiento olfativo central.